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el clima era frío, el viento daba algunos silbidos mientras removía la basura y las hojas secas de los árboles, parecía a punto de llover. quería regresar a casa, recostarse en su cama y disfrutar del silencio que había a su alrededor.

¿por qué estaba ahí?

ah cierto, park sunghoon. ese chico se volvía muy caprichoso a veces y si las cosas no se hacían como el quería, tal vez tendrías un montón de muecas que al principio se verían tiernas pero luego de un rato se tomaba en serio su enojo y querría hacerte escarmentar por ello. un niño para acabar.

por la tarde cuando arreglaba algunas cosas del trabajo su celular sonó en tono de llamada, pero sabía perfectamente quién era y no quería lidiar con él por el momento, por eso no respondió. aunque eso no fue impedimento para el chico, mando un mensaje rápidamente.

el mensaje decía: "hay que vernos, donde siempre."

ni siquiera era una invitación, era una demanda, él tenía que ir si o si, de lo contrario ya se las vería más adelante. pero seguía en la misma duda, ¿por qué hacerle caso a un niño? ¿por qué venir caminando desde su cálida casa entre el tremendo viento que se gastaba el ambiente, solo para ver a ESE niño? la respuesta era fácil y corta.

sunghoon lo tenía muy enamorado, sunghoon lo llevaba por un sendero interminable, él podría pedirle que saltará a un precipicio, de un pozo, a un río, con la cuerda, en un pie y él lo haría, porque no tenía forma de negarle nada ese chico cristal.

además qué, era la única forma en que podía tener un tiempo a solas con su niño.

lo divisó desde lejos sentado en la misma banca de siempre, la espalda completamente recta y el cuello erguido; parecía un príncipe, sus ojos estaban concentrados en la solitaria luna de otoño. su abuela siempre decía que las lunas de octubre eran las más bonitas, no lo negaba, por ejemplo está era enorme.

sin embargo no era la luna lo que le atraía, sino él, se veía tan precioso, su brillante melena carbón hacía contraste con la luz que le brindaba en toda la cara. su delgado cuerpo correctamente posado sobre el asiento, era un ángel.

—¿no piensas saludar luego de tardar más de treinta minutos? estaba a punto de irme.— se le cayó la atmósfera en qué le había capturado, el tono del pálido parecía furioso.

rasco nervioso su cabeza, así de tonto lo ponía, después de lo decidido que venía a regañarlo por seguir con sus viejas costumbres de manipularlo a su manera. —lo siento, hoonie, ni siquiera me había bañado.

—no estás húmedo.

—que observador... no quería venir en realidad—. miré como sus ojos le fulminaron y automáticamente se paró hecho esa fierecita enojada que tanto veía.

—es así, solo perdí mi tiempo.

en seguida lo tomo del brazo para arrastrarlo a él y abrazarlo desde la espalda entre forcejeos por parte del pelinegro, sabía cómo se ponía el chico y aunque lo golpeará: él no se separaría.

—hoon, es broma, ¿no puedo bromear ni un poco? ¿por qué estás tan de malas?— susurraba en el oído del chico, normalmente su voz tenía un buen efecto para que se relajase y así fue, sunghoon poco a poco se detuvo de sus intentos de zafarse.

pero después le siguió algo que no esperaba: sollozos, ¿sunghoon estaba realmente llorando?

—hey, mi amor, ¿que pasa?— lo volteó por la cintura para mirar mejor su rostro que fluía lágrimas en todo su rostro—, no es cierto lo que dije hoonie, sabes que no estaría aquí de ser así.

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⏰ Última actualización: Jun 23, 2021 ⏰

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