-CAP 2-

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Narra Tao.

Al igual que las pasadas, presentes y futuras mañanas, entré a la habitación del príncipe recogiendo sus prendas de dormir, botas, calzoncillos y demás cosas, acercándole una toalla a su baño.

Cada mañana era lo mismo. Verlo entrar y salir del baño.

Practicar algún deporte, montar caballo, practicar ajedrez con su padre y pasar la mayoría del tiempo conmigo en el campo.

Era tanto el tiempo que estabamos juntos que fuimos acercándonos, eramos buenos amigos, muy buenos en realidad, el siempre le decía a su padre que me diera lo que pidiera, el rey obedecía y me trataba como a un hijo más. Él y todos en el castillo éramos aún como una familia, a diferencia de otros reinos en los que padre con hijo eran distantes y solo les importa el dinero.

-Y...encontraste a una mujer para reina?-fijé mi mirada en el-

-Uhm, no, aún no, es difícil encontrar a alguien perfecto, que no quiera mi dinero...

-Quiero que seas feliz, elige bien.-sonrio-

-Tao, no podré ser feliz con alguien que no seas tú, no lo haré, no pienso hacerlo.-me abraza-

-Sabes que eso es imposible, ya no seas iluso... Es tarde, debes descansar, mañana hay otra fiesta. Buenas...-jala mi brazo-

Para él todo era posible, cada vez que quería besarme lo hacía, cada vez que quería abrazarme lo hacía pero esta quería más.

Sentía sus besos diferentes a los demás, lo hacía como si fuera la última vez, tocaba mi cuerpo como si necesitara más. Lo empujaba hacia la pared mientras metía una mano en mis pantalones, y con la otra sujetaba mi rostro.

Podía yo sentir sus manos acompañadas de hambre. Ahora eran sus dos manos, intentaban bajar mis pantalones y yo lo impedía aún besándolo.

Tenía miedo que alguien entrara en cualquier momento y nos encontrara en pleno acto sexsita, pero eso mi mente iba olvidando. Y solo podía sentir deseos del cuerpo contrario.

Ayudo a YiFan con los pantalones mientras va cargandome y llevandonos a su cama, a su enorme cama real, donde solo debería dormir solo o con su reina, quebrantar las leyes tenía la mejor recompensa, èl.

Quitaba yo sus prendas, su camisa, su pantalòn negro, y una estorboza correa.

Yo encima y el debajo.

El encima y yo debajo.

Rodábamos, besándonos sin control, poco a poco quitando las pocas prendas que quedaban.

Llega entonces el momento en el quita mis patalones, y aún ambos en boxers, empieza a frotar ambos miembros, chocando uno contra el otro, lentamente de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba, cogiendonos nuestras manos y entrelazándolas, en cualquier momento gemiría tan fuerte que el reino entero se enteraría.

Separa nuestras manos, y lentamente aún dejando cortos besos en mi cuerpo va bajando mi boxer y lo tira, seguido va bajando el suyo y nuevamente lo tira quedando porfin nuestros cuerpos al descubierto.

Me arrodillo, y cambiamos de posición, voy lamiendo, rápido y ritmicamente su enorme miembro en mi boca, sintiendo sus audiblea jadeos que para mi, no estaban satisfechos, entonces lo hago más y más rápido notado los ahora fuertes y mucho más audibles gemidos.

Separó mis labios de su miembro totalmente efecto, y sus largos brazos me levantan contándome en la posición inicial. Ésta vez, levanta mis piernas como sí fuera a dar a luz a un bebé, y va metiendo lentamente dedo por dedo, provocando en mi, dolor, ardor y gritos desenfrenados.

Cada dedo un dolor, pero voy acostumbrándome y empiezan a ser solamente placeres sexuales.

Llega el momento, en el que me pongo en posición cuatro y es donde mete su miembro entero, sacando pequeñas lágrimas de mi.

-Podrías ir despacio? M-Me duele!.-grito-

-Sí te duele sólo dímelo, tendré cuidado.

Segunda embestida, el dolor ha disminuido, no del todo pero el dolor va cambiado.

Una, dos, tres, cuatro, embestidas, mi cuerpo pide más, no creo poder, sí sigue así no querré dejarlo libre.

Sus empujos son con tanta rapidez, un dolor exquisito, y un amor y cariño enorme, cada que puede, me dice lo mucho que me ama, y que soy lo mejor que le pudo pasar.

Sus besos aparecen nuevamente, dejando libre mi entrada y su miembro al aire libre, arrodillados los dos frente a frente, dándonos mutuamente amor, y viviendo cada segundo que tenemos.

Noto su cuerpo cansado, pero muy feliz al igual que el mío, sín duda fue una noche inolvidable y la más hermosa, nunca jamás había sentido que alguien me amara tanto.

Me arreglo y visto para salir de la habitación, mi cabello alborotado, mis piernas casi imposibles de mover, y mi boca totalmente estirada, camino con mucho cuidado hasta mi habitación, por suerte no encuentro a nadie, era muy noche y eso me favorecía.

Cierro mi puerta y me tiro a la cama pensando en lo maravilloso y especial que había sido hoy.

Life Of PrinceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora