Prólogo

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¿Sabéis esta sensación horrible donde sentis que ya no podeis aguantar más?
¿Que sentis que vais a explotar por dentro, que llorais tanto que os queréis rendir y mandarlo todo a la mierda?
  Pues eso es lo que sentía exactamente Victoria, llorando y gritando en su cuarto preguntándole al techo que había echo ella para merecer todo ese daño, ese vacío que siente en su alma, esa vida llena de desafíos probando sus límites más altos, hasta donde es capaz de aguantar sin explotar...
  Pero lo que pasa es que ella ya no aguanta, lo quiere mandar todo a la mierda, ya no le importa el daño que causaría a su alrededor, solo quería sentirse mejor, ya no quería pensar en nada, así que bajo a la cocina y abrió el cajón de un mueble donde su abuelo había escondido una botella de whisky hace unos años cuando bebía a escondidas.
  Cogió la botella llena y empezó a beber, al principio sentía como se estaba quemando su garganta, pero seguía bebiendo igual, ya casi ni sentía nada, entonces se dio cuenta que ya no quedaba más alcohol en la botella, se cabreo y la lanzó al suelo.
  Empezó a recojer los trozos rotos de la botella, pero tenía los ojos tan llenos de lágrimas que no veía todo borroso, y se cortó cogiendo un trozo grande de la botella.
Se fue al baño a lavarse la mano llena de sangre. Le picaba mucho al contacto con el agua fría, y había sangre en todo el lavamanos, muy líquida por el alcohol, se miró al espejo y se dijo a ella misma:
  –¿De verdad mereces esa mierda?
  En ese momento grito y le dio un cabezazo al espejo...

Victoria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora