Una reina bastante joven estaba sentada en su trono como de costumbre esperando una carta de su amada hermana la cual se había casado con un Rey de otro reino pero al paso de los minutos a la reina le llegaría una carta sin remitente pero tenia su nombre para que fuera entregada, la Reina algo desconcertada y con desconfianza tomaría la carta, abriendo la misma y leyendo en voz alta, no le importaba estaba sola en donde se encontraba su trono.
La Reina leía lo siguiente:
-Tal vez no me conozcas ni yo a ti pero se mas de lo que podría decirte por eso confió mi diario a ti, Joven Reina de Inglaterra, te encontraras con muchas historias y algunas te harán reflexionar sobre decisiones que deberás tomar mas adelante, no soy tu pero quizás esto nos conecte mas de lo que piensas, te llegara mañana a esta misma hora espero y estés disponible para oír mis historias.-
Al final de la carta estaba la firma de alguien mas la Reina no la podía entender estaba escrito en jeroglíficos, no le dio tanta importancia pero quedaría bastante intrigada por aquello, esperando con algo de ansias a que llegaría el diario pero aun tenia algo de desconfianza en la carta.
El día de la Reina continuo igual tranquilo y en paz, sin visitas y sin mas cartas pero seguía pensado en quien podía ser la persona o el ser que le escribía y mandaba su diario.
Al llegar la noche la Reina se iría a dormir aun pensando en lo que le sucedió en la tarde mas no le prestaría mas importancia esperando que la noche pasara.
