CAPITULO 48 - La verdad

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Misaki miró a aquel enorme, musculoso, poderoso y condenadamente sensual alfa. Por un momento su resolución flaqueó debido a las ganas que tenía de lanzársele al cuello, pero se contuvo únicamente porque necesitaba ver si estaba con alguien más allí adentro... Si Asami tenía un amante ¡Iba a dejarlo inservible!

Sin decir nada dio un paso hacia adelante, empujando a esa enorme masa de músculos. Asami se movió hacia un lado para darle paso a su omega, miró a la torre que se quedó en el pasillo con una mirada interrogadora pero no hubo respuesta.

La torre estaba igual o más confundido que Asami.

El mayor cerró la puerta para entrar de nuevo al departamento y ver como Misaki corría de habitación en habitación buscando desesperadamente algo. Después de un rato, el pequeño ojiverde se quedó de pie en la sala como si tratara de asimilar algo, finalmente se giró para ver a su alfa con fuego en los ojos.

―¿Tienes un amante? ―directo y sin anestesia.

A Asami casi se le cae la mandíbula al suelo de la impresión. Sus ojos se abrieron desmesuradamente al descubrir que era lo que Misaki estaba pensando.

―¿Qué fue lo que dijiste? ―tal vez el escuchó mal...

―Estas muy extraño estos días. ¿Conociste a alguien más?

Si, definitivamente escuchó bien. En ese momento comenzó a sentirse ofendido.

―¿Cómo podría ser eso?

―¡No respondas a mi pregunta con otra! ¡Dime si o no!

―¡Por supuesto que no!

Misaki no esperaba esa respuesta por lo que primero parpadeó un par de veces y después comenzó a temblar debido a la intensa emoción. Su alfa no lo cambió por otro. Este conocimiento lo golpeó dejándolo en paz pero preocupado por saber cuál era la razón de su distanciamiento.

Asami notó su malestar, inmediatamente lo ayudó a sentarse en el sofá, observándolo un poco preocupado por la fuerte reacción que tuvo. Después de todo lo sucedido en los últimos meses, no podía dejar de estar ansioso por cualquier tipo de incomodidad de su omega.

―Quédate aquí, voy a prepararte un té para que te tranquilices.

Misaki lo observaba perdido, finalmente logró hilar un pensamiento coherente y habló con una voz suave.

―¿Sabes cómo preparar el té?

―¿Qué tan difícil puede ser? ―se encogió de hombros―. Solo es agua y plantas.

El omega lo miró con un rostro complicado. ¡Preparar té era todo un arte! Por un momento consideró la posibilidad de ir a ayudarle, no obstante, el temblor en sus piernas lo dejaron inestable, además su pulso estaba acelerado lo que tal vez le causara un infarto.

Sentado en la sala, comenzó a jugar con sus manos mordiéndose su labio inferior. Si Asami no tenía una aventura ¿Por qué actuó tan extraño?

Muchas ideas locas pasaron por aquella mente inquieta, hasta que algo llamó la atención del omega.

Misaki miró con un poco de temor hacia la cocina, indeciso entre sí debería hacerlo o no. Sus escrúpulos y valores infundados durante toda su vida tanto por sus padres como hermano le decían que era algo impropio, que debía abstenerse de violar la intimidad de Asami. Los segundos avanzaban lentamente, anunciando que el tiempo para hacerlo se estaba agotando. Una vez que Asami volviera con su té la oportunidad se habría ido para siempre.

Después de meditarlo profundamente, decidió que lo haría una vez y nunca más.

Se lanzó sobre la mesa del centro donde descansaba el celular de Asami. Con manos temblorosas tomó el aparato, sus dedos deslizándose rápidamente por la pantalla y... ¡no estaba bloqueado!

UN OMEGA TIERNO PARA UN VIOLENTO ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora