«Una vida llena de lujos, padres exageradamente estrictos con ser perfecta en todos los sentidos, sin amigos y un pésimo mal humor.»
«Una vida llena de aburrimiento sin nada en especial, así pensaba ella.»
«Hasta que de un día para otro, la presenci...
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- ¿A dónde me llevas?.
Cuestionó una adolescente de diecisiete años curiosa pero a la vez temerosa del lugar que tenía destinado el chico delante de ella.
Solo recibió su habitual sonrisa de psicópata mientras la jalaba más, provocando que aumentara su velocidad.
- Espero que no resultes ser un asesino violador psicópata ¡No me sorprendería!.- exclamó con sorna la chica en un intento de molestar al rubio.
El mayor la miró de reojo para casi después rodar los ojos por la actitud paranoica de la chica.
- Incluso si lo fuera, no querría violarte,...- afirmó con una sonrisa burlona mirando su reacción divertido.-...no eres para nada atractiva, Yena-chan.- mintió perfectamente el rubio mientras veía a su amiga fruncir el ceño y bufar sabiendo que lo que este afirmaba no era con otro objetivo más que el de molestarla.
- Sí, sí, lo que tú digas. Ahora sí, en serio ¿A dónde me llevas, idiota?.- preguntó ya exhausta de caminar sin ver a su alrededor.
De un momento a otro, el chico detuvo su paso y volteó a mirarla con una de sus sonrisas.
- Ya llegamos.- respondió divertido.
La chica se sorprendió y miró bien donde se encontraba.
Un puente bastante ancho y largo sin barandales hacían posible caminar por encima de un pulcro y profundo lago.
- ¿Qué hacemos aquí?.- cuestionó extrañada mientras enarcaba las cejas.
La chica todavía mirando el bello lago sintió unas manos en su cintura y luego lo primero que vió fue el trasero del mayor haciéndola soltar un chillido por la sorpresa.
- !¿Qué haces, imbécil?! ¡Bájame!.
El chico ignorándola se paró en el límite del puente mientras comenzaba a reírse burlonamente por los chillidos asustados de la chica.
- ¡Ni se te ocurra!.- advirtió la menor con nerviosismo en su voz.- ¡Maldito demente, no vayas a pensar en saltar conmigo!.- temerosa comenzó a golpear su espalda al ver que el chico había dado un paso más cerca del límite.
- ¡Ya bájame!.
- ¡Será divertido!.
Exclamó el rubio y cuando la chica iba a chillar otra vez, la sensación de estar cayendo, hizo que soltara un alto grito mientras se aferraba a la espalda del mayor como si su vida dependiera de ello -quizás lo hacía-.
El agua helada la cubrió de pies a cabeza, rápidamente abrió los ojos debajo de esta y pudo ver al -imbécil- chico mirándola divertido.
Frunció el ceño y nadó hasta la superficie.
- ¡Estás demente!.- exclamó furiosa una vez que sintió aire otra vez en sus pulmones.
Risas burlándose de ella fue lo único que logró escuchar como respuesta.
- ¡Oh, vamos! Admite que fue divertido.
La fémina lo miró incrédula y le salpicó una gran cantidad de agua encima, consiguiendo que el chico riera más fuerte.
- ¿Divertido? ¡Casi muero del susto, idiota!.- le recriminó con furia intentando agarrarlo pero este se escabullía sin ninguna dificultad mientras parecía reírse cada vez más fuerte.- ¡Un día de estos harás que se me salga el corazón!.
El chico ya en una distancia considerable la miró con una sonrisa divertida.
- Por mí está bien...- dijo en un tono audible solo para la chica.-...mientras nadie más que yo, lo tenga.
