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Eran las 3 de la mañana cuando Tony desistió en su intento por dormir, se levantó en silencio de la cama dirigiéndose a la cocina. Tras  ignorar la opresión en el pecho que tuvo durante todo el día, ya sabía lo que estaba por ocurrir. Sus ojos aguados sin una razón en particular, sus labios temblando, trataba de mantener su respiración en calma.

Apoyó sus brazos en la encimera, su cabeza metida entre ellos, inhalar tres, exhalar siete, se recordó. Con voz entrecortada empezó a susurrar "Estás bien, estás en casa, eres afortunado por tener está vida. Estás bien, e-estás en ca..." Un sollozo escapó de sus labios y las primeras lágrimas comenzaron a salir, rendido dejó salir su llanto descontrolado, escondido entre sus manos.

Estaba tan enojado por sentirse así, tan avergonzado, no merecía lo bueno que lo rodeaba, no podía parar de pensar en como estropeaba todo. Quería terminar, estaba tan casando, si solo...

Una mano fuerte presionó su espalda, sollozó más fuerte dándose la vuelta para abrazar a su esposo, hundiendo la cara en su pecho hablando entre lágrimas "Lo siento, y-yo..." Un sonido estrangulado salió de su garganta.

Steve besó su frente, una y otra vez, acariciando su espalda "Está bien mí amor ¿Quieres espacio?" Tony negó aparentando fuerte el abrazo sin dejar de llorar "Okey, respira conmigo ¿Si? Por la nariz uno, dos, y ... Tres, ahora exhala. Otra vez..." Pasaron unos minutos antes de que Tony se calmara, Steve acariciaba su cabello, tarareando en su odio suavemente.

"Perdón... No quería despertarte" susurró sorbiendo su nariz, apenas se alejó del abrazo para mirarlo a los ojos, Steve le dio una sonrisa a cambio.

"No hay nada que perdonar,  mí amor, acompañarte en estos momentos es mí prioridad. Recuerda un día a la vez..."

"...Y estamos en esto juntos" completó Tony con una risa rota, seguia cansado, tan o más avergonzado que antes, pero aliviado de no estar solo. Volvió a esconderse en los cálidos brazos de su esposo y murmuró "¿Podemos ir a la cama?"

Steve no contestó, en cambió tomo la parte de atrás de sus rodillas pasa alzarlo en sus brazos y caminar a su habitación. Dejó a Tony suavemente en la cama y se alejó un minuto a apagar las luces de la casa, luego volvió a meterse junto a él atrayendolo para un beso "Te amo" le dijo, dando caricias a sus mejillas, Tony se apoyó en ellas. Mirando el cariño en esos ojos azules, no se atrevió a dudar, suspiró entrecortado, estás bien, estás en casa, eres afortunado.

"Te amo" repitió.

Eres... Afortunado.

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