Hell Bell

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Mi hermano, tras llevarse una gran decepción con la cuarta generación de Pokémon, me regaló todas sus cosas de Pokémon, enfadado. Recibí cientos de cartas qué añadí a mi colección, el Blastoise de peluche que ganó en la feria de hace 9 años y el juego de Pokémon Diamante que hizo que perdiera completamente su amor por el juego y todo lo asociado a ello. Ese capítulo de su vida se cerró tristemente mientras la mía ganó algo para continuar.

Admitiré que los juegos para la DS me decepcionaron también, había algo en ellos que hizo que la magia de los juegos se desvaneciera un poco... como una persona que creció con los originales, la cuarta generación, simplemente, no era "mi" Pokémon. Aún así, no iba a darle la espalda a algo que me acompañó durante mi niñez simplemente porque el juego me decepcionase un poco.

De hecho, quería la edición Diamante. Dialga era mil veces mejor que Palkia y, en realidad, disfruté del hecho de que, finalmente, iba a capturarlo sin necesidad de usar hacks para obtenerlo o cambiarlo.

Antes de continuar, debo decir que esto no involucra a Dialga para nada. Simplemente me gusta y originalmente quería la edición Diamante pero me tuve qué quedar con Perla porque mi hermano se lo pidió primero.  Esto comienza con un pokémon legendario, aunque tengo la certeza de que si hubiese usado cualquier otro, el resultado habría sido el mismo... esto parecía hecho en específico para mí... de otra forma, probablemente no hubiese ocurrido... algo que de hecho, me habría alegrado.

Comencé con su partida guardada, solo para ver todo lo que tenía. La información decía que tenía a todos los Pokémon en su Pokédex, incluso los que aún no salían y solo se podían obtener a través de eventos de Nintendo, lo que me recordó que él adoraba usar códigos de Action Replay para modificar su experiencia al jugar... fue probablemente la única cosa que lo llevó a quedarse con el juego durante todo ese tiempo... pero incluso usando trucos llega a aburrir con el tiempo.

Al iniciar su partida, miré su equipo: tenía seis Rayquazas inusuales de nivel 100. Como todos los Pokémon que tenía, los capturó usando el código de AR para encontrar a cualquier Pokémon. Y, aunque los Pokémon obtenidos con códigos para que estuvieran al 100 eran igual de débiles que uno al que se le hubiera dado un gran número de caramelos raros, aún recuerdo como perdía frecuentemente contra ellos.

Como no tenía nada más que hacer, me dirigí al GTS de Ciudad Jubileo, para ver qué podía sacarme por uno de estos Rayquazas. Sabía que los podía cambiar por cualquier cosa, pero por otro lado tenía rencor hacia ellos por masacrarme tantas veces.

Ya en la red de intercambio, ofrecí uno por un Bronzong que elegí al azar de la primera lista. Claro, no podía elegir un género, pero elegí que el nivel fuese 100, para que fuera un trato más o menos justo. Tras eso, me fui un rato.

Pasadas unas seis horas, volví para ver si alguien me ofrecía algo por el intercambio. Me emocioné mucho al ver cómo comenzaba la secuencia de intercambio. Sé que fue un simple Bronzong, pero aún así, me gustaba mucho el proceso. Podría haber sido un Magikarp y me habría ilusionado igual.

Resumiendo, recibí un Bronzong inusual con el apodo 'Hell Bell'.

Me sorprendí de que me dieran un inusual a cambio, nunca obtuve un inusual al intercambiar en Perla... pero el nombre me molestaba un poco... siendo una persona ligeramente religiosa, no me siento cómoda hablando de algo relacionado al Infierno o algo así... incluso el escribir esto me hace sentir como si pudiera provocar un evento similar de nuevo... solo espero que esto funcione como una lección para vosotros.

Nada más recibirlo, miré sus estadísticas, todas estaban en 666 y su antiguo entrenador se llamaba 'Beelze' (algo que, de nuevo, tocó una fibra sensible en mí) y fue capturado en la Torre Perdida, pero estaba dentro de una Gloria Ball.

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