Un día solo apareció. Creía que era la memoria de algún personaje, hasta que ese sentimiento apareció, creer que sigues dormido, sentir que las cosas no existen, que simplemente no están cerca de tu panorama así fue como poco a poco se expandió. El creer que dejándolo pasar será más fácil, pero de alguna u otra forma saber que es diferente.¿Hice algo mal? Pensamientos como este pasaban por mi cabeza en todo momento, a partir de su llegada, despertar, tomar café a la orilla de la ventana durante el amanecer, escribir, trabajar, volver a casa, cenar, bañarme y dormir, nunca me percate de que esas acciones tan normales me causaban los recuerdos malos que atrajeron esa ola dentro de mi pequeño y frágil ser, era un poco raro a pesar de ya a verlo pasado algunas veces antes, aunque nunca como esta, siempre se terminaba escondiendo de nuevo en algún lugar remoto de mi mente.
He tenido pesadillas que creía eran normales por el estrés, después de todo a cada persona en este mundo le pasa. Siempre camine sola, incluso si me caía me levantaba y seguía, creí que todo sería mejor pero el 11 de agosto a mis veinticinco años me levante mucho antes de lo habitual, el clima se sentía húmedo y no lograba percibir los sonidos cotidianos, ¿y los colores? me pregunte, al momento de decir esta pequeña oración ese sentimiento extraño me lleno como si lo que se encontraba en el exterior no fuera real, solo estaba cansada quería Convencerme de que solo era eso, como un día normal me vestí ignorando lo que sentía, leí y releí esa nota extraña en mi cuaderno. ¿No sería mejor para todos desaparecer? Creo que todos desaparecieron ya
No entendía el hecho de que estuviera en mi cuaderno, yo no lo había escrito, fue su primera señal más haya de sueños.
despertar, tomar café, escribir, trabajar, regresar a casa, comer, bañarme y dormir seguí así unos días más sin notarlo
Unas noches después desperté sin entender lo sucedido, fue muy rápido, estaba llena de lágrimas. En cierto punto sabía que era lo que había pasado, pero mientras más lo pensaba más se dispersaba, quite las lágrimas restantes de mis ojos, tome el pequeño cuaderno que siempre estaba junto a mí, y el bolígrafo de tinta negra sobre de él, el olor a tinta sobre papel no tardó mucho en inundar la habitación entera, llenando las líneas poco a poco, como si mi mano esperara a que cada palabra se acomodara y fluyera por mis pensamientos hasta ser plasmada plácidamente en la hoja.
Estaba sola y me veía como si yo fuera un espectador ¿Por qué sigues viviendo? ¿Es por ti? ¿Estas siendo perseguida? Escuchaba. Luego no recuerdo nada. Tomé un poco de aire, coloque el cuaderno en su lugar e intente dormir, sin resultado me senté en la orilla de mi ventana encantada por la suavidad de mis manos, que se sentían tan inexistentes que me confundió una vez más, mi vista se nublo caí sobre la cama, estaba ahí, pero, realmente no lo estaba. Regresé a mí, me quede con los ojos cerrados unos segundos más, abrí los ojos, posándolos de inmediato en esa foto de mi pared con la leyenda "sigo respirando, pero he estado muriendo por dentro dejo que el demonio me cante una canción de cuna" recordé esa canción, zombie dije mis ojos comenzaron a doler
- ¿Cuánto tiempo más estaré así? - Dije para mí
- ya no quiero esto - coloque mi rostro contra la almohada y una lagrima solitaria salió de mis ojos, dejando huella de su paso, resbalo por mis mejillas, desapareciendo en la suave almohada blanca, que era como un seguro para mi mente herida.
- quiero salir de aquí, quiero olvidar mis lágrimas y mi tristeza. - luego de esto logre dormir un poco.
Luego de esto mi vida cambio un poco a como era normalmente desde su llegada. Intentar romper la rutina no era fácil, muchas veces me veía en el espejo, ¿Soy realmente yo? demacrada, mi cabello dejo de brillar como lo hacía, mis ojos sonrientes ocultaban lo difícil que era sonreír.
17 de agosto, decidí que sería mejor tomar café fuera de casa, me vestí con esa falda café de cuadros, mis zapatos cafés con unas pequeñas calcetas del mismo tono que los zapatos y un cárdigan café, salí del edificio y me dirigí a la cafetería que estaba cerca del metro, para no quedar demasiado lejos y poder irme a trabajar a la misma hora de siempre.
tomé la carta colocada en la mesa junto a la ventana, podías ver como se llenaba la estación y a la llegada de un nuevo vagón volvía a vaciarse, pedí un café americano, sin notarlo me perdí en mis pensamientos, ahora era así, eran las siete con treinta minutos era hora de ir a mi trabajo.
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TROZOS DEL AYER
Non-FictionUna chica que ha estado toda su vida sola... "A veces cierro los ojos perdida en mis pensamientos que no se en dónde están, entonces ¿Quién soy realmente? Me pregunto si yo fui la causante de esto ¿Quizás fue por estrés? Me pregunto si realmente es...