01. Sonrisa de ángel

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12 •Diciembre• 2012

🥀 Rosalie 🥀

Las campanas de la iglesia sonaban una y otra vez, la gente devota se acercaba para oír al predicador y muchos otros comenzaban a abrir sus puestos ambulantes.Mi abuela era una de esas.

Apenas había abierto la puerta cuando yo ya estaba corriendo hacia la calle, había pasado el día entero encerrada en la casa y eso no iba muy acorde conmigo.

Me gustaba correr al campo que estaba cerca de las ya viejísimas vías del tren. Las hierbas altas me llegaban hasta poco más allá de la cintura, mi cuerpo estaba prácticamente enterrado entre las delgadas hebras de pasto, picaba un poco pero era divertido esconderme ahí porque entonces él no podría encontrarme.

No era una amenaza, al menos yo no lo consideraba de esa forma, en realidad era divertido porque en cualquier momento él llegaría y cuando estuviera distraído entonces podría lanzarme sobre él.

No paso mucho tiempo antes de que él llegará. Me buscaba como loco y eso me parecía gracioso, quizá creería que ese día tampoco iría, sin embargo, apenas me dio la espalda yo salte sobre él, provocando que se asustará. "Buu", le grite y eso pareció relajarlo un poco porque entonces comenzó a reír y a sacudirse en tanto yo me sujetaba con más fuerza a sus hombros.

Apenas me solté salí corriendo en la dirección contraría, sabía que él iba detrás de mi, y como era de esperarse, me alcanzó demasiado pronto; era lógico, él era mayor que yo. Una vez que me alcanzo simplemente nos tiramos sobre el pasto, le gustaba hablar y a mi me encantaba escucharlo, literalmente podía escucharlo hablar horas y horas sin aburrirme.

A veces me contaba cosas bastante triviales sobre sus clases, cómo sus profesores a veces lo atormentaban con más tarea de lo normal porque él terminaba antes de lo esperado, o como sus padres comenzaban a pelear un poco más de lo normal y hablaban de algo llamado "divorcio", algo que yo en ese momento no entendía pero claro que él si, porque él era tan listo.

Dicen que una nunca olvida a su primer amor si este de verdad fue significativo... bueno, en ese caso creo que Lorenz Bianchi era significativo para mi. Nos conocíamos muchísimos años atrás, bueno quizá no tantos porque yo apenas tenía 8 y él 11 pero era mi mejor amigo, el único que tenía en ese entonces, en realidad, pero... ¿estaba mal sentir todo esto por él?

Ni siquiera estaba segura de qué era, solo sabía que se sentía bien estar a su lado, que lo quería contándome historias sobre su vida todos los días, y que quería que él también me escuchará a mi, quería jugar con él un millón de veces más.

Apenas había comenzado a oscurecer cuando volví a casa, nunca se me permitía quedarme afuera durante tanto tiempo. Tenía un aspecto asqueroso, el sudor me corría hasta el cuello, mis mejillas estaban extremadamente rojas, tenía lodo embarrado por todo el vestido pero caminaba al lado de Lorenzo y eso era lo único que necesitaba para sonreír de oreja a oreja.

Estaba muy lejos de llegar a imaginar todo lo que estaba a punto de cambiar, comenzando por esa noche en la que mi padre estaba en casa, eso no era algo habitual, normalmente lo veía un par de veces por mes, pues él vivía en Londres y yo, bueno, yo tenía que quedarme con mis abuelos, cosa que en realidad no me desagradaba. Mi abuela solía decir que le gustaba tenerme cerca porque yo le recordaba a mi madre, tampoco entendía eso, y pasaría mucho tiempo antes de que lo hiciera.

De cualquier manera, la tarde en la que encontré a mi padre en la casa de mis abuelos, debí suponer que ese era el comienzo del cambio que yo nunca deseé. Los días pasaban y papá no se iba, eso me gustaba a mi pero mi abuela seguro sabía que algo malo estaba pasando pues cada vez se mostraba un poco más renuente a que yo saliera con él, incluso me parecía que Lorenz  sospechaba algo porque de repente comenzaba a decirme lo mucho que le gustaba mi compañía, cosa que a mi me traía en las nubes pero de alguna forma también me traía un poco de nostalgia.

Era el sexto día que mi padre pasaba conmigo, estábamos en la plaza central del pueblo y comíamos helado, papá me embarro un poco en la mejilla, yo reía y él lo hacía conmigo, cuando de repente soltó la bomba.

—Rosalie, ¿te gustaría ir a vivir conmigo?— yo no sabía lo que eso implicaba pero sin dudarlo le dije que sí. Cuando mi abuela se enteró pegó el grito en el cielo, lloro y pidió a mi padre hablar un rato a solas, creí que exageraba pero un par de años más tarde, seguro que le daría la razón.

Despedirme de ella dolió como el infierno mismo, y seguro sería una decisión de la que me arrepentiría años más tarde pero era tarde. Ese día no solo tuve que despedirme de mis abuelos, las personas que prácticamente habían terminado por criarme durante muchos años, también tuve que despedirme de Lorenz, lloré como un bebé cuando lo encontré en el aeropuerto con una pancarta que mi papá consideraba patética.

Mi padre estaba tan furioso que sus orejas se pintaron de un carmesí intenso, recuerdo que no pude hacer nada más que abrazarlo con todas mis fuerzas antes de correr junto a mi padre a la entrada de abordaje, no pude mirarlo una última vez.

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Nuevo capítulo cada fin de semana.

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Enjoy it.

Besos.

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