Prólogo

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Anastasia Murphy.

Swyndor, Inglaterra, 4 de abril, 2018.

El agua cae por mi cuerpo con rapidez quemando poco a poco las heridas abiertas en mi cuerpo, las lagrimas se combinan con el agua de la ducha mientras salen aun con mis ojos cerrados, mi mano se recarga en la pared frente a mi para evitar tener un desequilibrio cayendo al suelo, abro mis ojos por un momento clavando la vista en el suelo viendo como la sangre corre por el piso buscando el desagüe, puedo sentir la respiración de una de mis hermanas detrás de la puerta quizás para asegurarse que yo siga aquí.

Cierro mis ojos por un momento tratando de recordar todo lo que había visto, todo lo que había vivido la noche anterior, lo único que recordaba era estar saliendo del bar con mis amigas y despertar en aquella parte del bosque en especifico donde todos los cuerpos de aquellas chicas aparecían desmembrados. Ver el cuerpo de mis amigas de esa forma mientras yo estaba relativamente bien no me causaba ningún alivio, al contrario, ahora estoy más asustada y en una muy grande parte de mi esta ese sentimiento de culpa que hace que mi cabeza se pregunte, ¿Por qué ellas y no yo? Era completamente imposible que esto haya sido un error o que haya creído que estaba muerta porque aparte de mis piernas y los golpes en mis mejillas, nariz y labio no hubo nada más, a mi me toco la mejor parte, o eso dirán muchos mañana por la mañana.

Paso mi mano por mi rostro secando las lagrimas que quedaron ya que las ganas de llorar se fueron de un momento a otro, me siento agotada, entumecida... Insensible, ¿Qué me pasa? Incluso mis ganas de gritar se fueron, era como si apagara mi humanidad pero aquello no es posible. Sacudo mi cabeza dejando de lado aquellos pensamientos, solo es mi sistema nervioso tratando de borrar recuerdos dolorosos lo cual es bueno, ¿No? Digo, no recordar aquello solo me quitaría un trauma de encima, supongo que es lo mejor que puede hacer mi mente en situaciones como estás, olvidar todo y no permitir que el dolor me inunde logrando hundirme en un profundo hoyo del que probablemente no saldría si entraba. Apoyo mi espalda en las frías baldosas mientras dejo que mi cabeza haga su trabajo, quizás eso es lo que necesito.

— ¿Ana? —la voz dulce de mi hermana mayor detiene el proceso de mi cabeza haciendo mirar hacia la puerta, se que si no salgo de aquí ahora romperá la puerta para asegurarse que estoy bien. Me levanto y cierro la llave del agua antes de salir enrollada en una toalla a mi habitación.

— Estoy viva, tranquila. —susurro saliendo hacía la habitación viendo la ropa en la cama que ella acaba de sacar para mi— ¿Tengo que ir en serio?

Mi hermana solo asiente en lo que yo suspiro empezando a cambiarme, la policía ni siquiera me ha dejado respirar, gracias a ellos tengo que viajar de mi cómodo pueblo hasta la horrible Londres, no es que sea horrible la ciudad, pero su ambiente todas las veces que he ido es malo, pesado, realmente no creo que Londres alguna vez me traiga algo bueno. Empaque para algunos días, cinco como mucho si mi ayuda en el caso tenía que extenderse aunque espero que no sea así, quiero volver a casa enseguida y olvidarme de todo lo sucedido, ahí es donde nadie piensa en mi, todos creen que puedo contar lo sucedido como si me gustara o por lo menos recordara algo de lo sucedido.

¡Demonios! ¡No recuerdo nada! ¿Quién más que yo querría recordar aquello solo para que atrapen al imbécil que asesino a mis amigas? Se suponía que era una salida tranquila al bar y lo fue, al menos antes del ultimo trago, luego de eso no recuerdo absolutamente nada sino despertar en el acantilado llena de sangre, algo adolorida al nivel de las piernas pero sobre todo las partes de los cuerpos de mis amigas a mi alrededor, estaban mutiladas, todas y cada una de ellas, corrí tanto que las heridas en mis piernas son notorias, corrí y grite hasta que mi hermana me escucho por fin y acudió a mi encuentro.

Una vez salí de la casa me encuentro a papá en el auto, él me llevaría mientras mis hermanas se quedan en la casa de mi abuela materna, todos sabemos que están más seguras ahí que solas en la casa. Pasaron al menos dos horas antes de llegar a Londres, como siempre la ciudad tiene ese aire desesperante que consigue frustrarme, papá me mira una vez más, se que se esta preguntando porque no estoy tan mal como debería, hasta yo me lo pregunto y la única explicación lógica que encuentro es que no recuerdo nada, he tratado de hacer memoria pero no sirve, ¿Qué es lo que esta mal conmigo?

La policía espero nuestra llegada con atención, uno de los detectives nos condujo hacía la sala de interrogaciones, mi padre se quedo afuera ya que no le permitieron la entrada conmigo, dijeron que esto no tomaría mucho tiempo y que tenía que hacerlo sola, pero no dijeron que el detective me atacaría con preguntas haciéndome sentir la culpable de lo que le paso a mis amigas, ¿Realmente fue así, fue mi culpa? Mi cabeza comienza a doler tanto a causa de las mil y un preguntas que el policía esta haciendo, tanto que al cerrar los ojos no puedo abrirlos de nuevo.

Su mano se levanto e impacto contra mi mejilla con fuerza, la otra fue hasta mi cuello alzarme, trate de zafarme, arañe sus brazos pero el lo único que hizo fue estrellarme contra los muros de una casa, trate de gritar pero enseguida tapo mi boca y me golpeo con más fuerza una y otro y otra vez hasta que mi visión se nublaba, sentía un liquido caliente salir de mi nariz y el sabor metálico de la sangre en mi boca, en este punto ya ni siquiera daba para levantarme luego que me tiro al suelo, varias parte de mi cuerpo dolían, mi nariz, mi boca, mis brazos y mi estomago, iba a matarme y nadie se daría cuenta. Oigo la corredera de pantalón bajarse y cerré los ojos con fuerza cuando siento sus manos romper mis bragas y luego como me penetraba con fuerza, las ganas de vomitar no se hicieron esperar, trate de quitarlo de encima, golpee la mano con la que me me asfixiaba tratando de liberarme, mordí la mano que cubría mi boca pero nada funciono, el seguía aumentando sus embestidas y se reía como si mis lagrimas lo provocaran más... Hasta que por fin se detuvo, se había llegado y yo no podía sentirme más sucia. Salió de mi, se acomodo su pantalón y soltó una fuerte carcajada mientras yo trataba de apoyarme en la pared y sentarme, lo vi mover sus labios pero no escuche lo que salía de estos, solo podía ver la sangre en mi blusa que pertenecía a mi nariz y boca... Y la sangre en mis piernas, cuando supe que se había movido hacia donde mis amigas fue cuando mis lagrimas aumentaron, no podía hacer nada y mucho menos cuando todo se volvió negro para mi.

El olor a alcohol es tan fuerte que logra hacer que despierte de golpe, todos en aquella sala me miran como si lo peor hubiese pasado pero la realidad es que solo tuve un desmayo por la sobrecarga de pensamientos y emociones, mi cabeza había recordado aquello haciendo que mis lagrimas comiencen a salir por si solas, haciendo que quiera a todos aquellos hombres alejados de mi. Esta pasando lo que mi papá y yo tanto temíamos, todo el dolor, todo el sentimiento de culpa agregándoles los recuerdos, todo eso esta cobrándome factura. Mis recuerdos le sirvieron de ayuda los agentes cuando les conté todo pero aun queda interrogante, o más bien dos.

¿Quién es aquel hombre y por qué me dejo viva?

***

Notas de Mary: Bueno, para los que viene mi por mis historias anteriores, si, ahora mismo este es mi único proyecto, Desconocidos esta en pausa ya que es un libro que requiere que me queme la cabeza pensando cada detalle por la temática que tiene de los alienigenas, y por si no lo saben la universidad consume casi todo mi tiempo, así que hasta que por un tiempo solo actualizare esta historia, espero que disfruten leyendo esta historia como yo disfruto escribirla.

¡Oh! ¡En multimedia una foto de las hermanas Murphy! Leah, Ava y Anastasia Murphy.

Se les ama,
snxwgxrl.

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