Dux Mortem

capitulo 3

Me desperté tarde pero aun llegue a tiempo al aeropuerto, subí al avión el vuelo seria rápido y también debía darme prisa para instalarme en el hotel en roma, estaba tan concentrado que no noté cuando una persona se acomodo en el asiento junto a mí, llevaba mis audífonos y estaba concentrado en el libro, acomodaba sus páginas, lo mas increíble era que cada vez que acercaba una de estas a donde había sido arrancada se unía como si jamás hubiera sido quitada de su lugar, levanté la mirada hacia la ventanilla y al voltear al pasillo la vi, ahí estaba la mujer que me había dejado el libro en la piscina sentada a mi lado, traté de entablar una charla con ella había mucho que quería saber y era la única que podía ayudarme, cuando me incline a hablarle me interrumpió diciendo," quédate en tu asiento guarda el libro y espera que aterricemos luego nos encontraremos en el hotel a la noche, yo te llamaré", luego se levantó y fue directo al baño, no la vi salir de allí quizás estaba en otra área.

Dejé el aeropuerto con prisa me subí a un taxi y llegue al hotel, desde que me baje del auto me sentía perseguido, de hecho desde que el libro está en mis manos siento que me están vigilando. Cumpliendo con su palabra encontré a la mujer en él lobby del hotel esa misma noche y nos fuimos a la plaza principal al menos ahí estaríamos algo mas a salvo, me explico que ella era quien había cuidado del libro todos estos años, que es peligroso que llegue a ciertas manos ya que tiene contenidos ahí los conjuros para traer a los demonios más poderosos, quien se apodere de el gobernará sobre todo, la tierra, el infierno y el cielo, Yo era quien encontraría al próximo cuidador de este peligroso artefacto y por eso llevaba la marca en mi mano, había sido elegido para esta tarea pero debía hacerlo rápido, una vez que la última página fuera unida me pertenecería para siempre, sería capaz de leerlo y usarlo. No quería semejante cosa no estaba preparado para ello y menos para todo lo que se avecinaba.

Fue puesto un brazalete de oro en mi mano izquierda para que otros como yo pudieran reconocerme y ayudarme en cualquier emergencia, la policía estaba metida en esto y todos los ojos puestos en mi de la noche a la mañana, la mujer se despidió de mi con sus ojos llenos de lagrimas, vio asustada detrás de mí y se lanzo a la avenida donde un auto la golpeo con tal fuerza que la arrojo varios metros sobre la acera, la gente se aglomeraba horrorizada a su alrededor, corrí hacia ella y me arrodillé a su lado, me miraba e intentaba decir algo, entre ahogos de su propia sangre me dijo, " sálvate y sálvalos a todos".