CHAPTER NUMBER TWO: ─ la historia tiene sus ojos puestos en ti ( fabricantes de varitas finas)
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𝐌𝐈 𝐓𝐈𝐀 𝐘 𝐘𝐎 tomamos un tren hacia Londres, deambulamos por la plaza del pueblo durante un rato, hasta que metí la mano en el bolsillo y saqué la carta, leyendo todos los útiles que necesitaría para la escuela.
La lista definitivamente cumplió con mis expectativas.
─Tres juegos de túnicas de trabajo sencillas, un sombrero de punta simple, para usar durante el día. Un par de guantes protectores, una capa de invierno y una varita. Tenga en cuenta que toda la ropa de los estudiantes debe llevar etiquetas con sus nombres en todo momento ─dijo la tía Mable.
Y sonreí mientras leía, viendo como mis labios se movían─. Pero tía Mable, ¿cómo vamos a encontrar todas estas cosas en el medio de Londres?
Sus ojos comenzaron a brillar suavemente.
─Solo si sabes a dónde ir ─se dio unos golpecitos en el costado de la nariz y me llevó a un pequeño bar en la esquina de una calle estrecha. Las personas con voces retumbantes hablaban y reían bastante fuerte, por lo que no nos detuvieron muchos. Mable saludó al camarero mientras seguíamos caminando, hasta que me condujo a un área exterior del bar; bloqueado por una gran pared de ladrillos de color burdeos.
─Tía Mable, ¿puedo preguntar qué estamos haciendo en un espacio tan estrecho en la parte trasera de un bar?
─Te estoy pidiendo que consigas tus útiles escolares, por supuesto ─sonrió ante su mirada confundida, antes de proceder a tocar algunos de los ladrillos con el paraguas que sostenía, tanto ella como yo dimos un paso atrás, mientras algunos de los ladrillos comenzaron a separarse en dos lados diferentes de la pared.
─Emmalina, bienvenida al Callejón Diagon ─una vez que la pared dejó de moverse, miré directamente frente a mí y me sorprendió lo que vi. Era un lugar completamente diferente, y ciertamente era un lugar que nunca había visto antes. Estaba empezando a pensar si aquí es donde había comprado a Picatrix, que dormía tranquilamente en su jaula que estaba colocada encima de mi maleta.
─¡Este lugar es fantástico! ─exclamé, tirando del brazo de la capa de mi tía. Había tiendas que vendían todo tipo de cosas. Las ventanas estaban apiladas desordenadamente con barriles de bazos de murciélago y ojos de anguilas, mientras que otras estaban llenas de rollos de pergamino, botellas de pociones y libros de hechizos.
─Ahora, déjame llevar tu equipaje, y todo lo que tienes que hacer es entrar en esa tienda ─señaló a una cercana─. Mientras voy y me ocupo de algunos asuntos importantes, me reuniré contigo aquí una vez que esté termine ─Asentí rápidamente, mientras ella se levantaba y se alejaba con mi equipaje. Luego miré hacia la tienda en la que estaba a punto de entrar. Tenía un letrero colgado sobre una de las ventanas, 'Olivanders'.
