P r ó l o g o

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Cuando Aidan vio a Elliot por primera vez, pensó:

"Tiene bonitos zapatos"

Y es que el menor siempre tuvo gran fascinación por el calzado con distintas gamas y tonalidades de colores. Apenas tenían seis y cinco años cuando sus madres fijaron una fecha desocupada donde podrían presentar a sus pequeños hijos. No recuerdan qué pasó con exactitud ese frío lunes por la tarde, pero si saben que en ese día algo surgió, algo que duraría para siempre.

Fueron creciendo y esas visitas de dos horas donde vivían en mundos maravillosos llenos de magia, jugaban en la ahora antigua computadora del padre de Aidan, donde se regalaban mutuamente más sonrisas huecas que palabras, sin preocupación alguna más que el tiempo; pasaron a ser cuatro horas de juegos y conversaciones cinco tardes a la semana. Sus encuentros fueron incrementando con el paso de su edad y la mayor libertad que les daban sus madres debido a esta.

Hasta que ese día llegó.

"Hoy no, Aidan. Tal vez otro día" Fue la respuesta que recibió el mayor de los dos.

"Déjame en paz, Elliot. No quiero volverte a escuchar" Respondió la madre a su hijo ya acostumbrado a sus respuestas cortantes e hirientes, pero muy extrañado de no poder visitar a su mejor amigo ese día como solía hacer.

Ambos esperaron ansiosos a que pasaran los días y verse en la escuela a la cual asistían juntos tras un año de conocerse. Elliot no podía estar más emocionado por contarle a Aidy lo que aprendió ese fin de semana y Aidan no podía esperar para escucharlo. Para ese entonces ambos cursaban primaria y tuvieron que esperar hasta la preparatoria para tener la libertad de verse fuera de esta.

El tiempo pasó, Aidan cumplió diecisiete y Elliot estaba próximo a cumplirlos en algunos meses, a su grupo se sumaron dos personas, Dorian y Simone, quienes fueron testigos de como ambos chicos dejaban más que claro hacia el otro que sus sentimientos e intenciones únicamente amistosas acabaron hace bastante tiempo atrás, dando paso a un notorio y previsto amor en el sentido romántico claramente, ya que ellos siempre se han querido y posteriormente amado.

Como es predecible hablando de un romance entre dos personas del mismo género, las cosas no fueron fáciles desde que reconocieron tener sentimientos hacia el otro.

No fue fácil para ellos reconocer que gustaban del otro, más para Aidan, ya que Elliot siempre supo que gustaba de él, pero le avergonzaba admitirlo. A Aidan siempre le mostraron el tipo "ideal" de pareja, tal vez no con la intención de lo que provocó en este, pero este tipico prototipo de pareja heterosexual y la idea de tener que sentir atracción unicamente por un género, que por supuesto era el opuesto, lo persiguió a verdaderamente creer que no tenía opción de negarse a la normativa por un largo tiempo.

Con el tiempo, nuevos ambientes y la torpe salida del closet de Elliot, supo que existían más tipos de parejas y que no estaba solo al sentir atracción hacia un chico, menos hacia uno tan lindo. Uno que hacía sus manos sudar y sonreír torpemente al recordar. El término amistad queda muy pequeño para dos chicos con tanta química como ellos.

Según una leyenda griega, las personas originalmente nacían con cuatro brazos y piernas hasta que su gran Dios Zeus los dividió en dos formando dos personas, como conocemos y vivimos ahora. Decían que ambas personas estaban destinadas a encontrarse, a encontrar a su otra mitad. Su alma gemela.

"¿Será Elliot mi alma gemela?" Era lo que se preguntaba el joven de cabellera oscura a medianoche antes de dormir, a la hora donde nuestros pensamientos y sentimientos más profundos parecen preferir salir inoportunamente a flote. El muchacho sentía tanta felicidad y nerviosismo cuando su amigo lo miraba con sus curiosos orbes café que le era imposible no cuestionarse.

 El muchacho sentía tanta felicidad y nerviosismo cuando su amigo lo miraba con sus curiosos orbes café que le era imposible no cuestionarse

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Lo único que sabía era que Elliot era más que un simple amigo o hasta un mejor amigo, ya que él no sentía lo mismo por Dorian o Simone. Sería completamente raro. El primer mencionado y él son parte de un bromance que el grupo formó pero nunca sería en serio, la segunda mencionada es una gran amiga y no tenían que ser más aunque sea una increíble e impresionante persona.

Aidan mentiría si dijera que no dudó a diferencia de Elliot, quien siempre supo claramente sus gustos, irónicamente, ya que entre sus madres la menos tolerante a la homosexualidad es la del menor, y por mucho. Esta nunca pasó desapercibidos los comportamientos, actos u comentarios de su hijo que podrían dejar a entender su nula atracción a las mujeres de la forma que ella creía conveniente y por supuesto tomó actos contra él al respecto.

Para su mala suerte, Elliot es luz.

Aunque este lo niegue y disimule con su timidez e introversión, su inteligencia le hizo saber que no tenía nada de malo el cómo es y sus sueños, esto lo inmuniza de las críticas y regaños de su madre, una suerte que no tienen muchos. Así que cuando su madre le pellizcaba el brazo al decir cosas "inapropiadas", o lo miraba con notable rabia al hacer un comentario muy cariñoso de su mejor amigo, o era empático, muy sensible, o hasta muy amable; él pensaba: "Maldición, no estoy haciendo nada malo. Tal vez ella es el problema"

Lo sigue siendo, y si bien sabía que sus quejas no tenían sentido en absoluto, algunas veces necesitaba un abrazo después de oírlas. Como criticó su madre antes...Es un chico bastante sensible.

Elliot, Lio para los amigos, es el tipo de persona que nunca olvidas. Es alguien muy talentoso y decidido a cumplir sus sueños, su nombre suele venir acompañado con "excelencia". Según Aidan, su presencia es como una luz brillante. Él es imposible de no percibir. Serán sus bonitos ojos, sus coquetos lunares que decoraban su rostro, mandíbula y cuello,su tierno sentido del humor o su gran talento musical los que hacían al muchacho siempre punto de atención aunque a este le avergonzara.

Como cualquier persona Lio tiene defectos que a él muchacho en particular le cuestan mucho aceptar y ese es el principal. Dorian dice que su negación a sus errores es porque arruinan su reputación de niño perfecto, aunque este mismo sabía que era muy humilde para pensar algo así.

Otro de sus defectos que hace dar paso al anteriormente mencionado es que nunca pide ayuda por más que la necesite. Esto lo reconoció Aidan cuando en más de una escena de sus recuerdos Elliot es encontrado en una mala situación tras negar necesitar una mano.

El mayor le repite desde hace varios años que pedir ayuda no lo hace ver débil, pero con el tiempo cayó en cuenta que la timidez era una parte importante y esencial del chico, la timidez es parte de la personalidad de Elliot Miller y él lo adora. Aidan está dispuesto a sobrellevar las dificultades que Elliot tenga en su camino junto a él, porque este le hace muy feliz.

Él está dispuesto a hacer cualquier cosa por su amor.



゜・。。・゜

Ojalá el destino y yo queramos lo mismo

-Lais

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora