El Último Amanecer

Dai: Primer beso

Dai

—¡Vamos Óbito!— grite.— ¡Vamos Gai!

Era la preliminar para pasar a la última fase de los exámenes Chunnin. Óbito peleaba contra mi compañero de equipo, Gai.

Desde que tengo memoria, conocía al Uchiha. Mi hermana y yo, solíamos jugar con él casi todo el tiempo, incluso estábamos juntos en la academia. Sin duda alguna, Óbito era peculiar.

Me gustaba la forma en la que se expresa, su fuerza de voluntad, el carisma que portaba, incluso el como entrenaba día y noche, para ser mejor ninja, incluso para llegar a ser Hokage, y sabía que algún día, lo lograría.

—No pareces nerviosa tú, Dai.— hablo un peliplata a mi lado.

Hatake Kakashi, a él también lo conocía, era un niño algo raro, y a veces demasiado serio, a mi parecer. Era totalmente opuesto a Óbito. Lo conocí gracias a su padre, también nombrado como: El Colmillo Blanco. Una vez estaba entrenando, y no supe cómo, pero me había hecho un esguince en mi pierna y justo en ese momento, iba pasando el papá de Kakashi. Este señor, muy amablemente me ayudo y a medida de que íbamos caminando, nos encontramos con su hijo, el cuál me había mirado de una forma bastante seria y yo a él. Nunca había visto a Kakashi antes de eso, ese fue nuestro primer encuentro. Después me di cuenta que asistía a la academia, y me cuestione, ¿Cómo no lo había visto antes?, Era obvio que sobresalía mucho, pero no lo notaba, porque para mí, Óbito destacaba más que Kakashi.

—Duh.— exclamé.— No tengo porque estarlo, confío en mis habilidades.

—Tienes mucho exceso de confianza, ¿No crees?

Me encogí de hombros.

—Siempre en la cima del éxito.— lo mire de reojo.

Luego de que me diera cuenta de la existencia de Kakashi, empezamos a frecuentar poco a poco, debido a que también era amigo de Rin y Óbito; pero Gai siempre quería enfrentarlo.

—¡Vamos Óbito!— grito mi hermana.

Gracias a eso, el recién nombrado se distrajo, perdiendo así el encuentro.

Solté un vago suspiro.

A Óbito le gusta mi hermana. Ella era muy atenta con él, al igual que yo, pero al final, él la prefería ella, y tal vez Rin también lo hacía.

Siempre era muy reservada respecto a mis sentimientos, nunca los compartía con nadie, a excepción de mi mejor amiga.

—Ese tonto.— expresó Kakashi.

Sentía que el peliplata era como yo en algunos aspectos.

Algunos días nos veíamos para entrenar, otro días, solo salíamos a caminar. No tenía nada de malo, pero lo raro era, que solo pedía que fueramos los dos, casi nunca me dejaba invitar a Óbito o a mi hermana.

El azabache llego a nuestro lado, junto con Gai.

—¿Te sientes bien?— pregunté preocupada.

—No te preocupes, Dai.— sonrió.— Estoy bien.— rio nerviosamente.

Asentí lentamente.

Ahora mire a Gai. Mostrándole mi pulgar, mientras sonreía.

—¡Ese es mi amigo!— exclamé con alegría.

—¡Siento el poder de la juventud recorrer mi cuerpo!— imitó mi acción.

—Ya, ya.— ordenó nuestro Sensei.— Tranquilos chicos, deben aprender a comportarse, enfrente de los demás.