Una semilla tan pequeña

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18 de Febrero de 1990, México. Nace una niña cuyo nombre es Galilea Mendoza. Ella provenía de una familia con una vida estable gracias a que su padre tomó todos sus estudios y tenía un buen empleo en una empresa en otra ciudad no muy lejos de donde ellos vivían. Ella era muy querida por ser hija única, ella recibía todo el amor de su familia.

Años después ella ya había entrado a la secundaria, ella se consideraba muy inteligente a pesar de que sus calificaciones no eran muy buenas pero su creatividad hablaba por sí sola. En ese entonces Galilea estaba viviendo con su abuela ya que le gustaba pasar tiempo con ella. Un día, en el salón de clases de Galilea se dio un aviso para elegir a un presidente del grupo, ella estaba interesada ya que a ella le gustaba tomar el control pero no se decidía ya que temía a fallar. Ella cada vez más nerviosa y con menos tiempo para empezar votaciones a último momento se inscribe.

Llegó el momento de votar, ella llena de nervios se levanta de su asiento y se dirige a la parte de enfrente del salón junto con los otros compañeros que también se estaban postulando. Todos sus compañeros quedaron sorprendidos ya que les parecía raro que ella quisiera ser presidenta del grupo, como todos conocían sus calificaciones no la tomaron en serio y se burlaron de ella. Ella muriéndose de vergüenza sin saber qué hacer solo se queda callada mientras todos votaban. Cada que pasaba alguien a votar solo se le quedaban viendo como si fuera un payaso de circo. Nadie votó por ella... aún triste hace como si nada hubiera pasado.

Horas después, al ver que su maestra estaba pegando unos folletos en la escuela para anunciar sobre un evento que habría, ella se le acerca y dice,

-Maestra ¿puedo ayudarla?-, ella acepta y le da la mitad de los folletos y le dice, -Toma estos y pégalos del otro lado de la escuela-, Galilea sonríe y toma los folletos.

Mientras camina se topa con unas compañeras de su salón entre ellas una cuyo nombre era Elisa. Elisa choca su hombro apropósito con el hombro de Galilea haciendo que se le caigan los folletos. Mientras Galilea se agacha a recogerlos le pide perdón varias veces a Elisa.

Después de una risa de Elisa ella le dice: -Si, discúlpate, por chocar conmigo y hacerme perder el tiempo. No puedo creerlo, ¿en serio tuviste el valor de postularte como presidenta del grupo aún siendo tan torpe?- *Risas de parte de Elisa*

Galilea nomás mordía sus labios mientras tenía la cabeza agachada.

Elisa: Dios, ¡eres un fenómeno!

Galilea con un nudo en la garganta se da la vuelta y se va directo a casa. Al entrar a su casa su abuela la ve y le pregunta que si estaba bien, ella no pudo aguantar y empezó a llorar.

Después de hablar un rato con su abuela Galilea ya más relajada le da un abrazo, su abuela le dice, -No te preocupes, el mundo está lleno de tragedias, malos momentos, todos tenemos una semilla, la mayoría espera que esa semilla se vuelva un ramo de rosas, nomás que aún no sabes en que se volverá tu semilla, no esperes un ramo de rosas, tal vez termines siendo un manzano,-

Galilea: - Pero es más bonito un ramo de rosas que un manzano-

Abuela: - Para mí un manzano es mucho mejor, nos da fruta, y a todos nos gustan las frutas, además son mucho más grandes que una ramo de flores. Tú tienes un gran corazón, no lo desperdicies.

*La abuela sonríe luego Galilea la mira y también lo hace*

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