PRIMERA PARTE. LANTANA

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PRIMERA PARTE.
LANTANA.

Bella, peculiar. Los ojos me pesan de verla danzar.

Lantana era lo que me gusta definir como una "Eco" Las mujeres Eco, son quienes han regido mis comportamientos mas avariciosos y quienes han cegado mi espíritu a base de lujuria. En mi vida, solo han aparecido dos Eco y Lantana fue la primera. Aunque el término con el que con total naturaleza logro definirla hoy por hoy no fue acuñado por mí sino hasta después de dejarla. Cuando la resonancia de su alma dejo de rebotar dentro de mi mente.

Lantana a sus diecisiete años tenía lo que ninguna mujer en el mundo, era inteligente, hermosa y definitivamente tenía un alma libre, de esas que sueñan con ser el viento indomable, aunque yo por mi parte soy una montaña, que recibe vientos desde todas las partes del mundo. Pero no sólo eso, Lantana tenía algo que me hizo considerarla la primera Eco de mi vida y eso era el valor, ella era valiente, tanto para seguir a la montaña aun cuando esta parecía inmóvil. Valiente para empujarla por el mundo como una vela con su viento. Lantana era leal, le gustaban mis besos amargos sabor a indiferencia y me mordía los labios para digerir de mi sabiduría. Al verla lo supe, ella me seguiría dentro de las llamas, si se lo pidiera. Ella amaba mis besos y mis caricias, ella me besaría toda la vida, si se lo permitiera. Ella me besará incluso al terminar ésta historia.

Lantana me escribió noventa y cinco poemas cortos y una canción que sólo me cantó una vez, su apellido; Rodríguez y firmaba sus obras como LatRD. De su poesía leí menos de un tercio, aun hoy en día estoy seguro que sigue pensando en mí, y sé que ama como el primer día que la tome en mis brazos. Sé que sigue imaginando poesía con mi rostro en su mente, por lástima dudo que la escriba, la última vez que tuvo un bolígrafo en la mano apuñalo a su compañera de celda (aunque claro que yo le habría sugerido algo más sutil).

Recuerdo unas líneas de su segundo poema para mi:

"Presencia.
Que se me nubla la calma y me manda a callar.
Bella, peculiar. Los ojos me pesan de verla danzar."

Así es, Lantana me adora, y no la culpo, soy una muestra de perfección a sus ojos. Me declaro culpable de mostrarle mi lado más humano, ese que también es mi lado más falso. Yo no me arrepiento de nada, a final de cuentas, Lantana fue y será por siempre mi primer Eco. Aunque no lo entienda, puedo decir que la amo.

Lantana me hizo entender lo que significa que una mujer sea un Eco en mi vida. Su pasión no sale de mi mente que es una caverna dentro de la montaña, y sus gemidos resuenan dentro mío, me enloquece. A veces aun escucho su voz repitiendo mis últimos pensamientos, pero es imposible, hace años que su timbre dejó de ser escuchado por mis oídos. Lantana era mi Eco. Por desgracia para ella, la montaña jamás se deja mover por el viento.


Plaga en el jardínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora