Prólogo

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Fargan estaba algo cansado de esconder algunas palabras que quería decirle a su mejor amigo y compañero de hermandad, cansado de siempre aguantar sus sentimientos, aquella angustia, tristeza y, por supuesto, amor. Pero no podía simplemente soltarlos, era algo que le iba a avergonzar por toda su vida, además tenía entendido de que Willy gustaba de nada más y nada menos que de Vegetta. ¿Cómo lo sabía? Los rumores habían corrido por el pueblo de un día a otro y siguió así por casi un mes.

Él había escuchado de aquellas voces de los aldeanos que encantados soltaban eso como si fuera algo bueno, y claro que lo era, pero para Fargan no, por lo tanto prefirió quedarse callado y no preguntar ni siquiera por eso.

A veces recordaba esas cosas en medio de la nada, cambiando su estado de ánimo de un segundo a otro. Y esto había pasado ahora, pero no en un buen momento.

¿Fargan? ¿Estás bien? – Preguntó Rubius tan de repente, mientras apoyaba una de sus manos en la espalda de este mientras esperaba a que levantara su cabeza la cual estaba cabizbaja, mirando el suelo – ¿Quieres ir a descansar?

El anterior nombrado sintió miedo y nervios luego de darse cuenta que se hizo el centro de atención ahí, especialmente por Willy quien levantó su mirada de los papeles que sostenía para construir algo, a punto de levantarse de su lugar, pero se detuvo al ver que el de máscara de pájaro levantó su cabeza rápidamente.

¡Estoy bien chicos! Es solo que me siento un poco cansado ahora mismo, hicimos muchas cosas, ¿No? – Sonrió divertido, en un intento de hacerles caer a ambos en eso, cosa que funcionó – Tal vez me retire ahora mismo a mi casa, ¿Necesitan algo antes, ratas?

Sí, pero si quieres puedes retirarte ahora, supongo que el cansancio te debe estar afectando, abuelo. Además, tengo a este oso perezoso para que se quede conmigo – El peli-blanco le devolvió la misma sonrisa al contrario, ignorando los quejidos de fondo que soltaba Doblas.

Está bien, entonces me retiro... – Y, antes de irse, escuchó como lo habían llamado, para luego tocar su hombro.

Sé que te sientes mal, compañero. Sabes que puedes ir a la iglesia cuando quieras – Susurró Rubius cerca de su oído y luego sonreírle ampliamente, dejándolo irse – Dios te va a esperar, hermano mío – Divertido juntó ambas palmas de sus manos para luego decir "Amén", haciendo reír a ambos chicos, típico del cura de Karmaland.

Amén — Comentó con un tono alegre, pero una sonrisa dolida le acompañó.

Fargan se fue luego de eso y los otros dos siguieron intentando construir lo que tenían planeado.

Aunque uno no sabía de qué estaban hablando, y tenía curiosidad.

Willy decidió mirar al otro, tenía una sonrisa divertida, y eso significaba algo. El alto notó esto y le devolvió la mirada, ahora cambiando su rostro a uno confundido.

"Parece que planea algo, esta rata

¿Qué le dijiste a Fargan? –  Levantó una ceja mientras ponía su mejor cara seria, no quería parecer un chismoso, pero claramente, todo lo que tuviera que ver con su amigo le daba curiosidad. 

Después de todo, eran mejores amigos, ¿No? Ellos no se ocultaban nada ¿Verdad?

Ehh nada, nada. Solo le dije que debería ir a rezar estos días por iglesia- ¡Digo! Por la iglesia – Su boca le estaba defraudando, se le trababan las palabras – Va, Willy. Debemos terminar con esto

Rubius

No te preocupes, ¿Sí? Pronto sabrás – Sonrió victorioso para el de boina verde, haciéndolo confundir aún más – ¿Podemos apurarnos? Vegetta me va a matar si no llego a tiempo para la cena, y sabes como se pone –

Venga, rata enamorada, terminemos esto –

De seguro y Fargan le diría todo luego, como siempre lo hacían. 

「♡」

Caminaba hacia su casa, tenía mucha felicidad, tristeza y desconfianza junta, pero luego de recordar la encantadora sonrisa de Willy solo pensaba una y otra vez en lo mismo. 

"Oh, joder, estoy muy enamorado" 

Pero confiaba en que nada iba a pasar entre ellos, ni siquiera pensaba declararsele a él, serían los mismos mejores amigos de siempre, y ahí quedaría todo. Aunque doliera como mil demonios y existieran veces en las que quisiera expulsar todo lo que tenía guardado, sabía que era para peor, porque se distanciarían y lo perdería para siempre. 

Tenía miedo, mucho miedo de que eso pasara, así que solo pensaba en esconder sus sentimientos en lo más profundo de su ser y seguir al lado de su mejor amigo, pelearían juntos y tendrían más momentos divertidos. 

Pero ninguno de amor. 

Decidido por olvidar todo eso prefirió dormir, así que eso hizo. Al día siguiente ya estaba caminando hacia la enorme iglesia, era un día algo tranquilo y por suerte no se había cruzado con ninguno de sus compañeros, no sabría cómo explicar el porqué iría a la iglesia siendo que nunca lo hizo, no podía decir simplemente "voy a confesar todo lo que me pasa" y ya. 

Tampoco pensaba ir al consultorio de Auron, no tenía mucha confianza en él como para contarle estas cosas luego de que estaba siendo, básicamente, el presidente de Karmaland. Lolito solo seguía las cosas que decía este, y lo notaba, así que prefirió hacerlo con el que menos esperaba, Rubius.

Cuando abrió las puertas del lugar su amigo estaba esperándolo, llevaba puesta hasta su ropa para la ocasión y al parecer decidió usar su máscara de oso, aunque el búho no entendía esto último.

¿Estás listo para confesarte? 


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Iglesia ( Willgan )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora