•ÚNICA PARTE•

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[Advertencia:Contenido cuestionable - consentimiento dudoso - solo ficción - no]

— Hey Poe-kun~ ¿luzco bien?  — el castaño miró a su querido novio, el azabache tenía sus lentes puestos dejando ver sus hermosos ojos esmeralda a través del cristal mientras sonreía, el castaño llevó su vista a la cabeza del más bajo donde se encontró con Karl, quien también parecía estar posando muy a su manera.

El castaño rió entre dientes cubriendo un poco su boca para no ser escuchado.

— Si, Ranpo-kun luce muy bien — respondió, ambos pararon su andar frente a la puerta de la agencia — ¿quieres que venga por ti? — le pregunto tomando al apache de la cabeza del menor para colocarlo en su hombro, su mano se deslizó hasta la barbilla del azabache haciendo que este levantase en rostro para mirar al castaño.

— Sip — el más alto le sonrió agachándose un poco para acercar sus labios a la mejilla del detective.

«Un beso en la mejilla, significa afecto» Poe retiró los lentes del detective con mucho cuidado haciendo que Ranpo por inercia cerrara sus ojos, segundos después pudo sentir los suaves labios labios del escritor en su párpado.

«En el párpado, significa admiración» el azabache se dejó hacer, pronto los labios del escritor llegaron a su frente.

«En la frente, significa amistad» una vez el mayor se enderezó Ranpo entre abrió sus ojos.

— Que tengas un buen día — vio como el castaño le dedicaba una suave sonrisa, al verlo no pudo evitar sonreír también.

— Tu también — el escritor se dio vuelta para irse bajo la mirada del azabache, Ranpo espero a perder de vista por completo al castaño para adentrarse a la oficina.

«De nuevo... no pude hacerlo...» pensó sentándose en la silla tras su escritorio, una vez se sentó se centró en un cajón el cual abrió y sacó un caramelo.

«Los besos de Poe-kun son siempre gentiles» Mientras fingía leer unas hojas que probablemente Kunikida le había dejado su mente comenzó a vagar en sus recuerdos.

«Hubo un tiempo donde yo era el único que iniciaba un beso profundo con él...» mordió el caramelo en su boca, provocando un sonido que se escuchaba hasta doloroso.

«Pero repentinamente me rechazaba... el se excusaba diciendo que era por que si nos besábamos apasionadamente él terminaría queriendo hacerlo» un casi inaudible gruñido salir de su boca al recordarlo.

«Pensé que estaba preocupado por mi ya que debía despertarme temprano...» dejó las hojas a un lado para buscar alguna otra cosa para olvidar su frustración.

«Pero estaba equivocado...» dejó ir un suspiro frustrado mientras abría ahora una bolsa de papas fritas.

. . . . . . . . . .

— Poe-kun, ¿podrías apagar la luz? — el castaño que apenas iba entrando a la habitación después de haberse dado un baño, miro el apagador junto a la puerta.

El escritor asintió y apago la luz como le fue indicado, sin prisa camino hasta la cama donde el azabache ya estaba acostado y listo para dormir, el castaño se sentó en la orilla para secar su cabello.

— Karl se quedó en la habitación de invitados — el mayor no vi ese comentario como algo extraño, el pequeño mapache prácticamente se había adueñado de ese lugar — Poe-kun... — el escrito no pudo escuchar el llamado de Ranpo por el movimiento de la toalla con la que se secaba el cabello, Ranpo posó su mano en el hombro del novelista — Poe kun... — El nombrado terminó su tarea de secar su cabello dejando la toalla sobre sus hombros mientras volteaba concentrándose con el rostro del detective lo suficientemente cerca como para, a pesar de estar obscuro, ver ese brillo en sus ojos, ese brillo que había visto muchas veces antes y que había estado evitando ver.

•La Sensibilidad De Tus Besos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora