Como puede amar un hanyō

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Tengo esa maldita imagen en mi mente...

¡Estoy tan furioso, que no puedo pensar bien!

No logro razonar...

¡Maldito! ¿Cómo te atreviste a lastimarla? Pusiste tus asquerosas manos sobre ella, ¡lo pagarás con tu vida!

La ira me invade y envuelve mi cuerpo...

Mi sangre está burbujeando... Me... me quema las venas ¡Demonios!

En mi rostro siento las mejillas rasgarse; es muy doloroso, pero mis gritos aplacan el dolor.

¿Qué diablos me está pasando?

Mientras grito del dolor mi cuerpo tiembla, pero a la vez, siento que se fortalece; mis músculos aumentan su volumen, mis huesos se engrosan; mi boca se ensancha y mis colmillos crecen más afilados, mientras siento que la carne bajo mis uñas se escuece; es porque mis garras han crecido más puntiagudas.

Veo todo rojo... mi vista se nubla, mi garganta se seca, tengo sed, pero quiero sangre...

Matar...

Es lo que deseo. Ya no hay nada más en mi mente...

Ahora, el dolor en mi cuerpo es casi imperceptible.

No... no recuerdo razones de por qué estoy aquí. Ni siquiera recuerdo quien soy...

No importa. Solo quiero asesinar... solo quiero pelear...

Mi visión comienza a despejarse y se agudiza, veo más que perfecto. Hasta puedo distinguir colores en el viento.

Hay alguien frente a mí; está asustado y tiembla... Me tiene miedo.

Es una presa... ¡Perfecto!
Esto será divertido, ya quiero probarla.

—¡𝑁𝑜! 𝐼𝑛𝑢𝑦𝑎𝑠ℎ𝑎!

Creí oír la voz de alguien más, pero la ignoro. Me abalanzo como un perro salvaje... ¡Ja! Es presa fácil; llegué de inmediato a él.

Rasgo la carne de su brazo y huelo la sangre en mis garras. Mi olfato se invade de ese aroma metálico...

Mmm... Delicioso, me gusta...

Lo disfruto tanto que, paseo mi lengua por el filo de mis dientes y sonrío. Qué divertido es esto, ¡quiero más!

—¡𝐼𝑛𝑢𝑦𝑎𝑠ℎ𝑎! ¡𝑃𝑜𝑟 𝑓𝑎𝑣𝑜𝑟, 𝑛𝑜 𝑠𝑖𝑔𝑎𝑠!

Esa voz...

—¡𝐼𝑛𝑢𝑦𝑎𝑠ℎ𝑎! ¡𝐸𝑠𝑡𝑜𝑦 𝑏𝑖𝑒𝑛!

Esa voz... ¿Quién es?

Me agrada.

Busco de dónde es que proviene, pero antes de voltear, siento que una calidez se apega a mi espalda...

Es algo tan reconfortante...

Siento unos brazos tan frágiles que yo los podría quebrar con solo apretarlos con mi mano, estos envuelven mi cintura y unas finas manos aprietan mi pecho; me sujetan y yo... extrañamente no las quiero apartar.

—𝐼𝑛𝑢𝑦𝑎𝑠ℎ𝑎, 𝑒𝑠𝑡𝑜𝑦 𝑎𝑞𝑢í, 𝑏𝑎𝑠𝑡𝑎 𝑝𝑜𝑟 𝑓𝑎𝑣𝑜𝑟.

Siento nostalgia, ¿qué demonios?

Los brazos continúan rodeando mi cuerpo. Luego ella da unos pasos hasta que queda frente a mí y me mira.

Es... sé que la conozco... ¿Quién es esta mujer? Es muy hermosa.

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