Te detesto

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Me han dicho muchas veces que la mejor manera de lidiar con tus sentimientos es escribiéndolos. Así que aquí vengo de nuevo.

Esta carta va para ti, Bastián. Dejaré aquí todo lo que provocas en mí y lo que me molesta de ti.

A medida crecía pensaba que el amor era algo que se alimentaba con el tiempo. Que el amor romántico se daba con quien te gustaba y cuyo amor crecía poco a poco. Se ven todos los días, estudian juntos, escuchan música mientras van a sus casas, conocen las cosas que aman y las 5 cosas que odian, sus manías, hábitos, frustraciones, sueños, amores pasados. 

Pero no es así, no para mí.

Tanto amor llevo dentro que nadie ha sido capaz de devolvérmelo igual. Quizás, hay algo mal conmigo. Amigas que he amado, amores platónicos que me han ignorado, amores que el tiempo me hace olvidar. 

Ese es el único tipo de amor romántico que conozco y, es asqueroso. En mi ingenuidad creía que nadie me correspondía porque no los conocía tanto, ni ellos a mí, porque no habían lazos fuertes de por medio. Pero...

Llegaste  tú. 

Tú, maldito estúpido menor que yo por dos meses aunque increíblemente maduro -o eso creía-. Tú, maldito imbécil de hermosos ojos cafés y precioso perfil. Tú, y tu maldita música cuyo pasatiempo favorito es hacerme llorar. Tú y tu maldita habilidad de hacerme sentir que soy especial para ti cuando claramente no es así. 

No nos hemos visto nunca en persona. Nuestra relación solo se basa en frágiles mensajes que desaparecen con el tiempo, además de las fotos que vemos el uno del otro. Solo hemos hablado por un par de meses, no conozco tus manías, tus frustraciones, las cinco o diez cosas que odias o las que amas. Quizás sean cosas banales, porque en mi ingenuidad creí que el amor se daba con el tiempo, pero cada vez que hablo contigo mi corazón se alegra y olvido todo lo que me molesta.  

Caí profundo solo con mensajes y fotos, en tan poco tiempo. 

Adoro que recuerdes cada cosa que te digo, cada historia que te cuento. Adoro que me hables a cualquier hora, la confianza que me das, el soporte que eres para mí. 

Es solo que... tienes polola. 

Me habías dicho que yo te llamaba la atención, que te tincaba. Eso me alegró tanto, sin embargo luego te arrepentiste. Te confundí así que decidiste dejarme atrás y enterrarme. 

¿Te confundí? Tenías a alguien, alguien que conocías de hace años, alguien con quien probablemente creciste, te salvó la vida y tú a ella, se aman. ¿Quién soy yo al lado de ella entonces? Es solo que, ¿por qué no me hablabas de ella? ¿no te gusta presumirla o la amas tanto que no la quieres mostrar a nadie? Me hubiera gustado que me hablaras de ella porque quizás así podría haberte sacado de mi puta cabeza, mirarte solo como un amigo. Ya no tengo vuelta atrás, aún sabiendo que está ella no puedo verte solo como otro amigo más. 

Te detesto, te detesto tanto, ¿por qué me gustas? ¿por qué me agradas? ¿por qué, si duele tanto? 

¿Me gustas tú, o la imagen que hay de ti en mí?

Estoy tan confundida, perdida. Mas nunca lo sabrás pues prometí no hablarte nunca más de lo que siento por ti, para no confundirte, para no meterme en medio de ustedes, para cuidarte. 

¿Qué es esto? ¿Qué siento por ti? ¿Amor? ¿Obsesión? ¿Estoy obsesionada? 

Estoy cansada. Cansada de esperarte a ti y tus estúpidos mensajes o llamadas, cansada de esperar tu amor porque no lo tendré. Y estoy enojada. Tan enojada. Amaría ser yo la que tiene su lugar, ¿por qué no me correspondes? Estoy desesperada. 

Pero. 

Pero.

Pero.

No sé amar. 

Quiero amarte, pero no sé amar. 

Me pones feliz. ¿Yo te pongo feliz? No quiero saber eso. ¿Por qué no puedo ser así de feliz sola, sin pensar en ti?

 Estoy tan enojada, te detesto. Pero aún así, tú me pones feliz. Hablando contigo olvido mi estrés, olvido mi peso, mi cuerpo, dejo de pensar en que tan linda me veo, mi cabeza deja de gritar. Pero la tienes a ella. La tienes a ella. ¿Qué significo para ti? Sé que nada. Duele tanto, tanto que lo único que me alivia es lastimarme. 

Te quiero, mas mi cuerpo ahora está lleno de heridas y manchas purpuras, verdes y rojas, por los cortes en mis piernas, por cada pellizco que me doy en los brazos cada vez que recuerdo que la tienes a ella y la amas. ¿Hay algo en mí que no te guste? ¿Por qué no te gusto? ¿Te gustaré cuando me veas por primera vez, o pensarás en ella? ¿Es mi cabello, debería cortarlo?, quizás así deje de gustarte mi apariencia, dejes de hablarme y yo pueda olvidarte. ¿Es eso? ¿O son mis manos con heridas de tanto lavarlas? ¿O es mi abdomen, o mi cara? ¿O las inseguridades que te he contado acabaron con todo tu interés en mí? 

Detesto pensar todo el tiempo estas cosas. Detesto todo el tiempo pensar en ti, porque sé que tú no piensas así en mí. 

Me estoy esforzando, intento quererte, amarte y no desear poseerte como un amor, solo mantenerte lejos. Pero te deseo y te quiero tanto. Lo detesto, porque apenas te conozco. Y lo detesto, porque te quiero cuando ni siquiera puedo amarme a mí. 

Lo detesto. 

Espero que nunca, nunca, hablarte Bastián. Espero con ansías que nos veamos en la universidad y seamos como unos conocidos más, que se saludan y siguen de largo. Espero no enamorarme de ti nunca, porque me da miedo que duela todavía más que esto. 

Necesito redirigir mi amor. Necesito olvidarme de la imagen que hay de ti en mi cabeza. Necesito quererme un poco y dejarte en paz, porque te detesto.














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⏰ Última actualización: Apr 27, 2022 ⏰

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