Capítulo 1 — Lydia Lane
EL BEBÉ MOVIÓ LAS MANOS MIENTRAS LYDIA INTENTABA HACERLE DORMIR, sin éxito alguno, claro esta. Los grandes ojos avellana del infante le miraban con la misma curiosidad que los pasados veinte minutos y no daba ninguna mínima señal de querer cerrarlos. Pasos ajenos resonaron en el largo pasillo de camino a la habitación, y el rostro cansado de una joven madre le sonrió. —No te preocupes, Lydia, no se va a dormir en un buen rato— exclamó la pelirroja antes de tomar en brazos a su hijo. Lydia se disculpó con una mueca.
—Lo siento, incluso se tomó toda su leche caliente pero nada.
La joven sonrió y negó suavemente antes de tomar a su hijo en brazos. Lydia notó las grandes ojeras que adornaban el rostro de la contraria. Esbozó una mueca de disculpa —Lamento no poder ayudarte más.
La joven posó la mano sobre uno de los hombros de ella y le apretó ligeramente —Haces cosas increíbles aquí, Lydia. Nosotros no te merecemos. —aseguró. La de cabello oscuro sonrió para finalmente despedirse de ambos y cerrar la puerta de la habitación. Trabajar en el refugio para madres solteras y con problemas de adicción de Forks no era tarea fácil, en especial por las decadencias del sistema pero siempre intentaba hacer lo mejor para ayudar a quién le necesitara.
Tomó una larga respiración cuando estuvo en el pasillo oscuro y comenzó a caminar en busca de sus cosas mientras oía algunos gritos lejanos de mujeres que habían tenido algún tipo de recaída en las adicciones. Aquel trabajo podría destrozarle con facilidad si no mantenía una actitud positiva siempre que podía. Cuando llegó a la zona de empleados el cansado rostro de Liz, su jefa, le recibió. —¿Día difícil?
Su jefa hizo una mueca y asintió. —Más de lo que me gustaría admitir. —se giró a observarla completamente cuando la oyó guardar sus cosas en la mochila de dibujos animados que la menor tenia. Frunció el ceño —¿A que niño le robaste esa cosa?
Lydia rio suavemente. —Es mía. Me gusto el diseño.
—Mis hijas ven esos dibujos.
—Entonces si las conozco algún día sabrán que estoy en la onda y tú no. — replicó la de cabello oscuro antes de sacarle la lengua. La mayor suspiro derrotada pero comprendiendo que todos esos colores podían ser una distracción positiva para alguno de los niños alli dentro cuando tenían una situación critica con alguna madre.
—¡Recuerda que este fin de semana no tienes que venir!— exclamó mientras la joven desaparecía por la puerta.
—¡Ya se! ¡Te veo! —se despidió y ahogo un insulto cuando el frío del exterior le carcomió incluso por debajo del abrigo. No dudo en correr hacia su auto procurando no terminar con la cara contra el piso y pateo la puerta delantera luego de girar la llave, aquella era la única forma de que aquel cacharro que tenia por vehículo abriera. Encendió la calefacción y el motor esperando que el calor que comenzara a irradiar el vehículo fuera suficiente para eliminar sus crecientes escalofríos. Lanzo su mochila hacia el asiento trasero y suspiro antes de esbozar una sonrisa ligera. Aunque aquel auto de dos puertas estuviera a dos kilómetros de deshacerse de lo viejo que estaba, siempre estaba feliz de tener esas cuatro ruedas, y aquel pequeño mono ambiente en el centro de Forks.
Un techo sobre su cabeza y un plato de comida en su mesa era todo lo que pensaba que jamás podría tener cuando sus padres la echaron de casa por su orientación sexual.
Literalmente la habían sacado a la calle por que le gustaban las mujeres cuando ni siquiera había salido con ninguna. Y ya tenia 25 años. Quizás era una de esas personas que estaba destinada a estar sola toda la vida.
Evadió esos pensamientos y se abrocho el cinturón para comenzar el viaje de regreso a casa, el cual, no tardo más de veinte minutos. El centro de Forks estaba desierto en plena madrugada, y no negaría que se mojo debajo de aquella llovizna molesta en el camino del auto hasta la puerta del edificio de dos plantas donde residía. Se saco los zapatos apenas atravesó el umbral de su puerta y respiro el aroma a vainilla del aromatizador que tenia alli. El mono-ambiente no era extenso, pero tenia todo lo que necesitaba; una cocina, una heladera, cama, una pequeña televisión, el ropero en la pared, un librero, el baño y la parte favorita: el balcón.
Cuando se había ataviado en su pijama desgastada que no consistía en más que unos pantalones y una remera gris tres talles más grande, salió al balcón para saludar a todas y cada una de sus plantas en aquel ritual que llevaba a cabo cada vez que estaba en su hogar. Hablarle a aquel verde natural era una especie de terapia positiva. Sabia que las plantas le oían, o eso decía la revista de jardinería que había comprado hacia un mes.
Elevo la mirada cuando noto que la llovizna leve se había detenido. No era raro en Forks ese clima de lluvia, niebla, y frío pero tampoco negaba que deseaba un poco de sol ardiente de vez en cuando. Al menos así podría tener más estilos de plantas que necesitaban de aquel amigo naranja para sobrevivir. Mordió sus labios mientras pensaba en los girasoles. Quería girasoles.
Planeaba entrar de nuevo cuando un reflejo le molesto en los ojos y enfoco sus pupilas en aquel edificio del otro de la avenida. El tercer piso, que se hallaba justo a la misma altura que el suyo, pero que había estado vacío desde que tenia uso de razón dejaba ver en aquella noches luces encendidas. Parecía un apartamento espacioso por la cantidad de ventanales que tenia el frente, y en el que se veía como el principal las cortinas estaban abiertas. Segundos después de sentirse una intrusa por estar mirando al interior de una casa que no le pertenecía, una mujer salió al balcón contrario justo como ella lo había hecho minutos atrás.
No pudo apreciarla por que realmente no había mucha iluminación y la noche se encontraba cerrada con una luna efímera pero si noto que vestía un camisón de seda color rosa pese al frío que azotaba la ciudad y que su cabello su cabello rubio se movía con una suavidad inaudita. Trago saliva cuando noto que la mujer comenzó a mirar en su dirección y se dio vuelta para volver a entrar en su casa.
Pese a que tenia un día de descanso al día siguiente, sabia que necesitaba dormir y dejar el chisme de mirar.
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IN A SWEETER PLACE | ROSALIE HALE
FanfictionDELICATE | ᴍʏ ʀᴇᴘᴜᴛᴀᴛɪᴏɴ'ꜱ ɴᴇᴠᴇʀ ʙᴇᴇɴ ᴡᴏʀꜱᴇ, ꜱᴏ ʏᴏᴜ ᴍᴜꜱᴛ ʟɪᴋᴇ ᴍᴇ ꜰᴏʀ ᴍᴇ ᴡᴇ ᴄᴀɴ'ᴛ ᴍᴀᴋᴇ ᴀɴʏ ᴘʀᴏᴍɪꜱᴇꜱ ɴᴏᴡ, ᴄᴀɴ ᴡᴇ, ʙᴀʙᴇ? ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴍᴀᴋᴇ ᴍᴇ ᴀ ᴅʀɪɴᴋ «Rosalie Hale siempre había querido una familia, Lydia Lane escapaba de la suya, ¿que puede salir ma...