Recuerdo cuando soñaba, cuando me emocionaba por cosas tan aparentemente simples como la llegada del recreo, o los ensayos de los bailes para el festival del día de la madre. Fantaseaba, me imaginaba mundos increíbles que algún día no muy lejano (creía) tendría la oportunidad de vivir, y sin embargo, ese mundo estaba frente a mí.
Recuerdo cuando despertaba emocionado por cualquier motivo que le daba a mi mente, así hubiera dormido muy poco, me despertaba temprano, me alistaba con ganas de descubrir lo que pasaría a continuación, independientemente de tantas cosas malas, aburridas y absurdas, que daban un enorme balance al goce de mi vida.
Hoy en día recuerdo todo eso como un precioso sueño, debí haberlo documentado un poco más porque me cuesta recordar cómo era, parece fantasía todo lo que viví, en mi realidad actual resulta inconcebible algo como esos mágicos días de escuela, esa entrañable y noble cotidianidad, días en los que sabía que era feliz, pero no lo valoré como debí hacerlo.
Hoy en día todo está más balanceado, menos goce, menos cosas malas (creo), sin embargo es tan escaso de emociones, tan escaso de humanidad todo lo que vivo ahora. Mi vida actual carece de emociones fuertes, carece cada vez más de sentido para mí, y que mal, porque no puedo quejarme, nadie puede quejarse porque nunca debemos olvidar que podríamos estar peor, ser mal agradecidos es de las peores cosas que podemos ser. Por eso es que estoy en una encrucijada, me siento acorralado sin muchas opciones y sin saber qué hacer, a pesar de la "comodidad" que podría tener, no me siento cómodo. Se me abren puertas que quiero desaprovechar por la poca motivación y seguridad que tengo en mí, y me callo, callado como siempre, guardo todo lo malo para mí. Mi amiga dice que es como si arrullara al dolor, tal vez tenga razón, pero no lo veo así, simplemente no va conmigo desahogarme con otras personas, ya sea porque al final siempre resulta que el que está mal soy yo, o tengo que ser el estúpido, y detesto decepcionarme o encontrar una cara inesperada en personas importantes. Así que mi decisión final es callar, y si voy a sacarlo, va a ser hacia mí mismo, ya sea reflexionándolo o escribiéndolo.
Otra dura conclusión a la que llego después de pasar por tanto y analizarlo, es que por muy buenas cosas que hayan pasado en este periodo, terminaría cambiándolo y arriesgándome a vivirlo pero sin "la situación". Si a mi me dijeran un día que se me borrará todo lo que ocurrió en secundaria, me quebraría, odiaría a esta fuerza misteriosa que me obliga a perder etapas tan increíbles (por muy malas cosas que hubiesen pasado también), no las cambiaría por nada. Algo así me está pasando ahora, y es irrecuperable, si hay algo que me duele es perder lo que yo tanto pensé que sería lo mejor de mi vida, en una escuela que tanto anhelaba y que ahora cada día la repudio más.
Dedicado a quienes sienten que se les está yendo la vida y jamás podrán recuperar. Dedicado a aquellos que callan y buscan refugio en otros lugares mágicos, como en mi caso, la literatura.