Nacimiento en Ciudad Fantasma

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- Basta, basta, guárdame un poco de cara, segundo joven maestro Lan - la respiración de Wei Wuxian era irregular y sonaba ronca. Los gemidos no podían ser contenidos por más tiempo y si Lan Wangji seguía torturando ese dulce punto dentro de él, temía no ser capaz de mantener su voz baja - A-Zhao está-ahh... n-no muy lejos de aquí, no le causemos daños a su joven espíritu, ¿está bien?

Ante la mención de su hijo, cierto rasgo de incomodidad surcó la cara de Lan Wangji, como si de pronto recordara que no podían ser tan ruidosos como lo eran antes; sin embargo, no estaba dispuesto a aceptar una derrota, por lo que, con un empuje más, dijo:

- No se puede evitar.

La risa de Wei Ying sobrepasó los límites que él mismo se había impuesto y acarició suavemente la espalda de Lan Zhan.

- Sé que dije que quería una hija, pero dame un poco de descanso, estoy seguro que la píldora hizo efecto desde la primera vez. No creas que me puedes mentir, Hanguang-Jun.

Tres meses habían desde este inocente comentario y, aunque ellos no necesitaban una excusa para tener sexo, este era más frecuente desde el comentario de Wei Ying. Lan Zhan, como esposo complaciente, aprovechaba cada oportunidad para azotarlo contra cualquier superficie, incluso ignorando sus horarios, con la excusa de que la píldora podría perder su efecto y así, desaprovecharían la única oportunidad que tenían para volver a ser padres. Aunque el comportamiento pulcro de Lan Wangji había sufrido ciertos cambios poco notorios, nadie podía adivinar sus planes, ya que Wei Wuxian decidió mantenerlo en secreto en caso de que no funcionara. Tampoco quería ser señalado como el Patriarca Yiling que decidió embarazarse otra vez, ahora por voluntad propia. Ellos nunca lo comprenderían.

Una vez terminado su asunto bajo las sábanas y habiéndose limpiado, Wei Wuxian decidió bajar al pueblo, después de todo, faltaban varias horas para que anocheciera. 

- Lan Zhan, ¿recuerdas que en esa casa de té nos dieron la pastilla? 

- Mn.

- Deberíamos entrar otra vez, de pronto me siento algo nostálgico.

Y sin más palabras intercambiadas Lan Wangji desvió su dirección inicial para ir hacia esa casa de té, manteniendo su mirada siempre hacia Wei Wuxian. Para cualquiera que observara, era bastante obvio el amor que emanaban sus ojos. 

6 meses después...

- Joven Maestro Wei, no creo que deba hacer eso. En su... estado, lo mejor sería mantener reposo. - Lan XiChen, con su paciencia infinita, miraba las acciones de Wei Ying que distaban mucho de una persona embarazada. 

- Gracias por preocuparte, ZeWu-Jun, pero me siento bastante bien, no soy delicado y este bebé tampoco lo es

- Wangji está un poco consternado por tu salud, después de todo, no debería faltar mucho para que el plazo se cumpla. - Lan XiChen dudó un poco, pensando en si agregar lo siguiente o no, al final, no lo pudo evitar - Creo que definitivamente sería grave si comienza el proceso mientras estás sobre un árbol, ¿no lo crees? 

Wei Wuxian se tiró una carcajada y decidió bajarse del árbol, en el cual había estado comiendo unas naranjas que lucían bastante apetitosas desde abajo. 

Llegando al jingshi, se encontró con una persona tirada en el piso de este. Era particularmente más pequeña que él y su piel era también demasiado blanca, mientras sus ojos permanecían cerrados, las pestañas negras cubrían sus mejillas y una ligera respiración provenía de su boca entreabierta. Wuxian sonrió. Se agachó para intentar levantarlo, pero su estómago no permitió cargarlo y lo único que provocó fue que ahora él también se acostara en el piso. Sin más remedio, abrazó a su hijo y durmió con él. 

El nuevo Lan quiere saber su origenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora