Sin importar lo que otros hicieron, yo no voy a alejarme porque de todas las formas posibles, sobre galaxias, clases sociales, dialectos, culturas y vidas voy a quererlo, amarlo y protegerlo de mi y de todo aquel que desee hacerle algún daño.
Él es...
"Y recuerda Félix, si necesitas algo solo debes llamar. Papá irá corriendo por ti." – lo escucho tomar una larga respiración para proseguir con sus palabras. – "Por favor llámame, estaré fuera del país unos meses pero si lo necesitas o estas en apuros, papá no dudara tomar un vuelo espacial para venir a verte y patearle el trasero a cualquiera que se quiera pasar de listo."
Realmente estaba sorprendido por lo rápido que había comenzado a hablar, juraría que se estaba quedando sin aire y aun así seguía soltando un centenar de oraciones extremadamente largas. – "Si no te gusta ese departamento, puedes volver a casa cuando lo desees, sé que eres adulto y quieres ser independiente pero recuerda que aquí siempre serás bienvenido así sea para pedirle a Nana que te prepare tus platillos favoritos."
El señor Lee no mi paraba de repetir el mismo discurso una y otra vez. Para Félix era conmovedor y hasta tierno su comportamiento pero no podía negar que había comenzado a sentirse agobiaba después de la quinta vez, aunque entendía la preocupación de su padre. "Siempre fuimos él y yo" pensó mientras ayudaba a montar su equipaje en el auto.
"Papá, solo me iré a un vecindario un poco más cerca de la universidad. Estaré a cuarenta minutos de casa, y sé que puedo correr a tus brazos si algo no anda bien, ya me quedo todo grabado en la cabeza con negritas y comillas" – intento aligerar el ambiente, lo que menos deseaba en ese momento era que su padre se colocara frente a la puerta y no le permitiera salir como lo había estado haciendo desde hacía dos horas atrás.
"Pero debo hacer esto, por favor cuando vuelvas de viaje ven a verme, ¡te amo!" – Lee DongMin suspiró, entendiendo que era hora de resignarse y dejar ir a su hijo – "Está bien, ¿llevas todo? Empaque un estambre nuevo para que te relajes en tu maleta, recuerda ser amable con tu compañero, ¡te amo más!" – Félix abrazo por última vez a su padre, besando su mejilla en el proceso. – "Llevo todo y gracias por el estambre, debo irme, el camión de la mudanza no puede esperar más."
Se separó de su padre, entrando en el auto que lo esperaba estacionado no muy lejos de donde se encontraban. Fueron cuarenta minutos de viaje hasta el conjunto de departamentos cercanos a la universidad, era lindo y se veía como un lugar tranquilo por lo que cuando supo de la oferta no dudo en tomarla aunque no supiera con anterioridad quien sería su compañero de habitación.
Al detener el auto frente a su edificio, las personas encargadas de la mudanza bajaron todo comenzando a hacer su trabajo mientras Félix fue directamente hacia la gerencia para verificar que todo estuviera en orden.
"Buenos días, mi nombre es Lee Félix y notifique hace un par de días que hoy sería mi mudanza al departamento cuarenta y cuatro, aquí está el comprobante de pago." – La señorita me miró y sonrió amable – Joven Lee, su pago se encuentra registrado y el departamento está listo para ser habitado, esta es su llave de acceso, su compañero aún no se encuentra pero asumimos que en cualquier momento notificara su mudanza y le haremos saber, esperamos que disfrute su estadía aquí, en cualquier cosa que podamos ayudarle, por favor no dude en notificarnos." – Dejando ver su sonrisa, realizo una pequeña reverencia hacia la gerente – "Muchas gracias, que tenga buen día."
Después de dar un rápido aviso a los encargados de la mudanza para que lo siguieran, tomó alrededor de treinta minutos dejar todo dentro del departamento. Agradeció a los señores, dejándose caer en el sofá escaneando el lugar con muchísima atención era lo suficientemente grande para compartirlo con otra persona, estaba amueblado, sofá, cocina integral, con dos habitaciones que contaban con baño personal y clóset interno, sala de estar, terraza, balcón, un cuarto de lavado, clóset para artículos de limpieza.
¡Era perfecto!, además de tener una oficina y un estudio, Félix quería organizar sus pinturas pero prefería esperar a la llegada de su compañero para elegir equitativamente quien tendría el estudio u oficina por lo que prefirió simplemente elegir una habitación provisional.
Estuvo por horas desempacando y organizando todo en la primera habitación que vio, decorando el departamento con algunos cuadros y lienzos. Cuando ya todo estuvo listo y no había cajas regadas, maletas por allí y por allá, baúles por todos lados y demás, Félix se sintió tranquilo, dejando los cuadros, pinturas, pinceles y demás implementos en el estudio por el momento.
Reviso sus redes sociales unos minutos mientras cenaba y fue a darse un baño saliendo directamente a colocarse su pijama, encendiendo el aire acondicionado, acostándose a dormir.
[...]
Salió con rapidez de la tienda de acuarelas que quedaba muy cerca del departamento, intentando ser lo más rápido que pudiera para no arruinar los materiales de arte que tenía en las bolsas y llegar a casa. Hacía rato que un hombre lo seguía muy de cerca y no dejaba de decir un montón de cosas sobre sus orejitas, causándole pavor al rubio.
Logro llegar a la residencia departamental, verificando que ese hombre no siguiera cerca, dejando salir un largo suspiro cuando sus ojos color miel no pudieron captar a nadie alrededor. Saludo al guardia de seguridad y a la recepcionista, tomando camino hasta el ascensor, esperando hasta llegar al cuarto piso y entrar parase frente a la puerta que marcaba el numero cuarenta y cuatro, ingresando el código con apuro, cerrando con un poco de fuerza y dejando caer su cuerpo por unos segundos sobre la madera barnizada con negro. Necesitaba calmar sus nervios con urgencia y sabía que nada le haría mayor efecto más que tomar un té, bañarse e ir a dormir con el aire acondicionado encendido en dieciséis. – "Si, eso es lo que necesito."
Retiro sus zapatos y coloco su gabán negro en el perchero, dejo las bolsas sobre el sofá, dispuesto a ir a la cocina para preparar su cena y su te pero no pudo evitar detenerse al caer en cuenta de música que inundaba parte de la sala y la cocina, estaba tan sumergido en su mundo que por poco no lo noto. "Tengo que aprender a controlarme" pensó para sí mismo, caminando un poco temeroso hasta el lugar donde surgía la música, con la idea de que su compañero ya estaba allí, justo como le habían notificado hacia dos o tres días.
A simple vista parecía de su mi edad o quizá un poco mayor, era alto, cabello negro, se veía como una buena persona, "Enserio espero que lo sea." Aclarando su garganta e intentando evaporar sus nervios por unos segundos, se acercó a la barra de la cocina –"Ohm, ¡hola! supongo que tú eres con quien viviré a partir de ahora" – Quiso estirar su mano para tendérsela pero su torpeza se lo impidió al enganchar sus pulseras con el suéter tejido que aún mantenía puesto, sonrió apenado, soltándose mientras sentía sus mejillas rojas por la pena y al estar libre saludo correctamente – "Mucho gusto, mi nombre es Lee Félix, espero nos llevemos bien disfrutes tu estadía aquí."
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