Después de que los padres de Valentina huyeron sin dejar rastro.
La vida se torno un tanto complicada para la hermana mayor, ya que no era tan fácil adaptarse a una nueva escuela, rutina.
Pasaron los años, las dos pequeñas crecieron, tanto que físicamente no se parecían en absoluto.
Valentina contaba con 7 años de edad, su cabello rizado y corto, ojos que con tan solo mirar se podría ver la inocencia. Simplemente, una muñeca de porcelana.
Era temporada de invierno, Valentina tenía esa extraña costumbre de mirar la ventana por horas, le encantaba mirar a la gente pasar con regalos.
-Valentina, ¿Que haces ahí? La abuela nos espera para cenar. -Dijo Mariana entrando a la habitación de la más pequeña.
-¿Porque mamá y papá aún no regresan? Es navidad, se supone que tenemos que estar toda la familia junta.. -Dijo Valentina aún mirando a la ventana.-
La hermana mayor sin tener respuesta, solo contesto.
-Te esperamos para cenar. -Despues de eso volvió a cerrar la puerta.
La pequeña Valentina solo abrazo a su oso de peluche para después bajar de la cama e ir a cenar con los demás.
Al estar abajo, su abuela la miro con una sonrisa.
- ¡Vale! Ven a sentarte, la comida ya está servida.
-Si abuela. -Esta bajo las escaleras aún abrazando su peluche, se acerco a la mesa para después sentarse.
-¿Porque tan desanimada, Vale? -Pregunto la abuela.
-Me pregunto.. ¿Porque mamá y papá no están aquí? Ya casi es navidad, se supone que toda la familia tiene que estar reunida..
Mariana miro a su hermana mejor, y le dijo
-Que ingenua eres, métetelo en la cabeza por una maldita vez. ¡Papá y mamá se fueron, nunca van regresar! ¿Acaso no lo entiendes?
Valentina sin aguantar el llanto, se paro de la mesa para después irse a su habitación... A llorar
