PRETTY, PLEASE? 進撃

fill the void

nota importante al final del capítulo ( o̴̶̷᷄ ·̫ o̴̶̷̥᷅ )

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— ¿Estás segura de que no vendrás? — la voz chillona de Sasha resonó al otro lado de la línea; se podía notar que estaba haciendo un alboroto incluso desde tan lejos. Rompió la expresión impasible que tenías desde esta mañana, y una sonrisa se dibujó en tu rostro. El sonido de sus aretes y joyas cayendo sobre el escritorio se escuchaba mientras se vestía y se arreglaba para su fiesta de cumpleaños, intercalando quejas y palabrotas. En el fondo, te sentías mal por no poder asistir, ya que después de todo, Sasha era tu amiga del alma. Sin embargo, la inestabilidad emocional que habías estado experimentando últimamente no podía ser curada por una simple fiesta, por más importante que fuera. — Vamos, que se joda Connie, ven y diviértete conmigo. ¡Por favor, por favor!

— Estoy segura de que irá esta noche, prefiero no arriesgarme. —  suspiraste, metiendo la mano dentro del sobre de papas fritas que reposaba junto a tus costillas, mientras mirabas melancólicamente hacia el techo, oyendo el crujido de tus dientes al morder el snack. — Después de todo, tú lo invitaste.

Aquello último escapó entre una risa cínica, pero no pudiste evitar que tu voz sonara quebrada. Inmediatamente te regañaste mentalmente por ello.

Y en realidad, no era culpa suya. ¿Desinvitar a uno de tus mejores amigos a tu fiesta de cumpleaños solo por una ruptura que no te afecta directamente? Connie seguramente hablaría mucho sobre eso, y realmente no quieres involucrarte más con su persona.

Un suspiro resonó al otro lado, dando paso a un incómodo y eterno silencio entre ambas, algo que resultaba prácticamente inaudito. ¿Desde cuándo tú y Sasha se quedaban calladas y se sentían incómodas la una con la otra?

— Está bien... Después de la fiesta, iré a verte y te llevaré unas cervezas para que podamos llorar juntas. — sentiste su cálida sonrisa a través del teléfono y la reflejaste en tu propio rostro. — Si es que queda algo de alcohol en mi casa después de que se vayan todos...

Lograste escuchar la voz de Mikasa gritándole a la castaña después de terminar su oración, y luego se volteó para indicarle dónde estaba el baño, al menos eso fue lo que pudiste entender entre los balbuceos que se perdieron en el aire.

Habían acordado encontrarse para arreglarse juntas, tal como habían planeado hace dos días. No esperabas que tu novio —ex de casi ocho meses, Connie, terminara contigo solo unas pocas horas después de esa conversación. Fue completamente inesperado y rápidamente afectó la forma en que llevabas a cabo tu rutina diaria a partir de ese momento. Por lo tanto, no pudiste ir.

— Bueno, cielo, me tengo que ir. Te llamaré más tarde, muak. Te adoro, ¡no comas tanto sin mí!

Al colgar, suspiraste una vez más, lanzando tu teléfono boca abajo sobre la cama y acurrucándote bajo las mantas en posición fetal. Era sorprendente cómo un corazón roto podía hacerte perder las ganas de hacer todo lo que deseas. En el fondo, anhelabas salir, ir a casa de Sasha y liarte con alguien frente a la estúpida cara de Connie, solo para mostrarle que eras fuerte y que no te afectaba tanto como él esperaba. Pero esa no eras tú. No podías fingir ser alguien más y dejar de lado todo el vacío y el dolor que la ruptura había dejado.

Parecía que necesitarías un milagro.

Tomaste nuevamente tu teléfono y abriste Instagram. Viste a todos tus amigos preparándose para la fiesta, mostrando sus atuendos en sus historias o dedicándole dulces mensajes de cumpleaños a Sasha. Sonreíste al recordar cada uno de esas memorias, pero luego viste el rostro de cierta persona en el círculo de colores, que hizo que tu corazón se acelerara en tu garganta. Aún te preguntas por qué sigues a ese tipo a pesar de todo lo que dijo aquel día. ¿Será curiosidad por saber qué hace después de la ruptura? Probablemente.