𝚍 𝚘 𝚜

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-Te dije que lo había leído de varios lugares, ¿Tu casa o la mía?

-Esperen, ¿Ya?-La mayor las detuvo antes de que se genere una acalorada decisión. La castaña estaba temblando, y estaba más sonrojada que nunca, y la pelinegra estaba moviendo sus hombros de manera rápida, casi mareándola a ella. Si iban a tener relaciones sexuales tenía que ser con cuidado, período, condones, etc, así que miró a las dos menores.-¿Eres regular?

Pregunta a Jennie, que comenzó a asentir rápidamente.

-Incluso traigo mi calendario, ¿Quiere verlo?-Ambas mayores niegan, viendo a la chica que comenzó a cerrar su mochila que estaba en su dorso.

Liss comenzó a temblar al momento que la vista de la doctora se dirigió a ella. Estaba nerviosa, claro que si. Había soñado repetidas veces que Jennie siempre se le declaraba, fantasías que la alarma siempre se encargaba de trozar frente a ella. Soñaba que ella y Jennie estaban juntas, en una cita, sabiendo directamente que era una cita romántica y no una salida de amigas, compartían besos y leves caricias, y siempre eran eso. Lisa podría ser torpe, descuidada, no tan inteligente, podría ser muchas cosas, pero jamás una pervertida con la menor. Todas sus fantasías solo se limitaban a imaginar un romance con ella y nada más, porque sabía que si se imaginaba a ella y al 'amor de su vida' teniendo otro tipo de contacto descarado, iba a morir de vergüenza cada vez que la viera, como si supiera leer la mente.

Si alguna vez se estaba masturbando y de repente venía la imagen de su mejor amiga, dejaba de hacer lo que estaba haciendo, se bañaba con agua fría, y leía la biblia, la Santa palabra del Señor para dejar de ser una completa pervertida, aunque ni siquiera estaba haciendo nada malo, o por lo menos para ella, eso era algo que debía ser pagado con dolor. Tal vez por eso la mitad del tiempo terminaba con sus nudillos ensangrentados por golpear a la gente que decía algo malo al respecto del cuerpo de Jen, siendo un comentario pervertido, subido de tono, o en si, una burla.

El director le había advertido que una pelea más y se iba expulsada, cosa que preocupó a ambas chicas. Lo único que le gustaba de la escuela a Lisa era ver a Jennie, y ese pan delicioso de la cafetería que solo servían los miércoles y viernes, y para Jennie sería doloroso pasar la escuela sin su mejor amiga.

Aunque ambas tenían otras amigas, con los consejos para socializar de Jen, la castaña hizo una que otra amiga, y se volvió algo popular, volviendo de su apareciera algo aterradora su atributo, y la menor, siendo cercana a Lisa, también se volvió algo popular e hizo mas amigas por ahí, más de las que ya tenía.

-Lisa, ¿Por qué estás tan roja?-Un hermoso rostro cercano hizo a la mejor dejar de soñar, y volvió a la realidad. Estaban en la oficina de su nutrióloga, debatiendo los beneficios sobre el sexo seguro y las desventajas si se descuida algún aspecto.

-Hablar de sexo no es algo que... esté acostumbrada.

-Pero si ya tuviste.

-¿Te sientes cómoda hablado sobre malas calificaciones?-La menor niega, mirando con un puchero a su mejor amiga.-¿Entonces?

Jennie comenzó a jugar con sus dedos, haciéndola ver tan tierna a los ojos de sus dos mayores, que alzaron sus cejas al ver tan tierna imagen. La menor con sus mejillas sonrosadas, sus labios rojizos abultados, y su ceño fruncido, sumando con sus dedos, se veía como una niña pequeña regañada. Ambas estaban casi fuera de sus asientos logrando ver a la pequeña chica, que comenzó a mover sus piernas en lo restante de la silla. Lisa miró a la doctora Son.

-Quiere tener sexo para bajar de peso, no quiere hacer ejercicio.

-El sexo es como ejercicio, no le veo nada de malo mientras ambas se cuiden, eso si, tienen que seguir la dieta que les receté para que sea más eficaz.

ᴅɪᴇᴛ ᴏғ sᴇx ~ 🔥נєηℓιѕα🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora