Gᴏᴏᴅʙʏᴇ Kᴇᴠɪɴ|| BᴀᴇMᴏᴏɴ TERMINADA

10

Ocho años después

Kevin enfocó la cámara, su cabello negro estaba un poco largo y en sus labios había una sonrisa. Extendió su mano para saludar de manera agradable, detrás de él se podían ver árboles, quizás de algun parque.

— Este es tu Kevin, saludando.

Hizo una inclinación con el rostro, pensando que a lo mejor eso había sido demasiado formal pero luego sonriendo, igualmente, volviendo a llevar sus ojos a la cámara.

— Ha pasado mucho tiempo, mucho... Muchísimo tiempo desde que, te fuiste.

Eso le hace tener que detenerse para tomar un poco de aire y pensar mejor sus palabras.

— No es hasta ahora que tengo, la fuerza para hacer esto. Todavía te extraño mucho y no soy...  feliz. No soy feliz como lo seria contigo. Tampoco he amado a nadie más, ni he conocido nuevas personas, supongo que eso no te va a gustar demasiado pero... Estoy bien.

De nuevo, Kevin debe hacer una pausa, tomar aire y pensar en sus palabras para continuar.

— Aún no te he perdonado del todo, por dejarme de esta manera.

Lágrimas se acumulan en sus ojos mientras habla.

— Aún no me perdono tampoco, por haberte hecho tomar la cirugía tan rápido, quizás pudimos haber pasado mejores momentos, al menos unas horas, unos segundos, cualquier cosa hubiese sido... Preciada...

No puede evitar llorar, aunque ya han pasado ocho años.

— Dijiste que en otra vida vas a encontrarme... Yo, voy a estar esperando, de verdad voy a estar esperando por ti. Así que por favor no tardes mucho, no me hagas esperar mucho ¿Si?

Como si fuese una despedida, movió nuevamente su mano frente a la cámara.

— Te voy a estar esperando, así que no tardes.

Y así, cortó el video.

Mirando al cielo, Kevin trató de no llorar demasiado pero no lo logró, rompió en llanto entre aquellos árboles que se sacudieron con el viento haciendo que las hojas volaran a su alrededor, como si quisiesen abrazarlo.

Consolarlo, de alguna manera.

Pero nada de eso le hizo sentir mejor, ni el fresco viento, ni el hermoso paisaje.

Asi que emprendió el camino para irse de ahí sin saber que, apoyado en uno de esos árboles, había alguien mirándolo. Alguien a quien él no podía ver, alguien a quien él ya no podía sentir, alguien a quien él no podía siquiera imaginar cerca a él.

Pero que lo había estado cuidando, como un espíritu, desde el día en que murió.
  
   
    
    

Fin.

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Att:Lara*