Dulce sueños

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Volviendo con el cabello de zanahoria, entro tímidamente al taller. — Hey~.— Canturreó.

Con lentitud se aventuró más en la habitación— ¿Robin?— Preguntó y observó a todos los ángulos que le permitió su cuello, y por último la silla donde suele trabajar el, se sentó y observó lo que debería de estar haciendo, parecía ser una nueva arma.

— Tocare tus cosas— Alertó al aire, y tomo una llave. Segundos de silencio, suspiró cansado.

— ¿No me digas que estás en tu cuarto?— Pensó en voz alta para correr a la habitación, no se molesto en tocar y tan solo abrió la puerta encontrándose con la escena más tierna que pueda ver.

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