John había perdido la noción de las horas que habían pasado. Sabía que era tarde, las luces a su alrededor y la brisa que le rozaba la piel con caricias frías se lo indicaban. Todo a su alrededor eran puntos nocturnos, siluetas sin colores ni trazos definidos.
Probablemente estaba perdido, hacía tiempo había dejado de percatarse por cuál esquina daba la vuelta y por qué calles cruzaba.
La lluvia no lo había detenido. Lo había agarrado en medio de una calle poco concurrida, aún antes de que oscureciera, e incluso aquello le había parecido solamente lo que correspondía a una situación como la suya.
Empapado y con un frío que se colaba hasta los huesos, se sentía sin duda patético. Tal vez el hecho de terminar con su novia de dos años era más usual de lo que pensaba.
En San Valentín.
En San Valentín, el día que había estado esperando con ansias para hacer uso de la reserva en aquel bonito restaurante. El día que ni siquiera le daba gracia ni le encontraba sentido alguno, pero que había decidido tomar en cuenta debido a los sentimientos de su novia para esforzarce por "hacerla sentir importante", como siempre le repetía. Y todo ese esfuerzo había resultado en... bueno, nada.
Nada. Era aquello lo que desconcertaba a John. Debería sentirse intranquilo, incluso deprimido y con el corazón roto. Pero no, sólo no sentía nada... nada de eso, cabe aclarar.
Y el hecho de sentirse así era lo que lo impulsaba a seguir caminando para encontrar ese algo que le hiciera entender por qué no se sentía afectado ante lo que había sucedido.
¿Se sentía traicionado? Claro, eso sin duda, su novia ni siquiera se había esforzado en esconder al tipo de su habitación, no había tenido más remedio que terminar con ella en ese mismo instante. ¿Acaso sentía algo de remordimiento? Sí, pero más probablemente era por haber dejado pasar esa reserva que por haber dejado a Mary. ¿Lo que sentía era acaso una combinación de emociones que le generaban tristeza? En absoluto, más bien, todo empezaba a generarle una claridad mental tan abrumadora que sentía que se le revolvía el estómago.
Quería encontrar ese algo y, por cómo se veían las cosas, se acercaba más a pescar un resfriado que a encontrar respuestas.
Tal vez no era él, sino la situación. En su relación el amor nunca había encontrado un inicio ni un final, la rutina y un sentimiento de obligación era lo que había abundando entre ellos casi desde un primer momento y los había mantenido juntos, y cuando se hizo más normal e insoportable, simplemente decidieron que el siguiente paso era salir como pareja.
¿Estaba dándole demasiadas vueltas?
Justo cuando sentía que ya debía ser hora de volver, un abrupto golpe y una caída con un boleto directo y sin escalas hacia el pavimento lo hizo volver en sus sentidos.
John cayó al suelo sintiendo aún más el doloroso golpe contra la acera debido a que estaba mojada. Era cierto que buscaba sentir algo, pero nunca imaginó que fuera de esa forma.
—Deberías tener más cuidado.
Una voz grave inundó el ambiente, se escuchaba más tranquila y calmada de lo usual dado el estado de las cosas, tan parecido a como si alguien le hubiera dicho "hey, bonito clima". De inmediato frunció el ceño y se sintió molesto.
—Es lo que yo debería decir —exclamó disgustado—. Después de todo, es mi trasero el que está en el suelo y no el tuyo.
—Observación irrelevante —señaló el contrario y le extendió su mano, pero John la rechazó indignado.
Se paró de mala gana, suficiente tenía con el cabello y la chaqueta mojada como para terminar de empaparse en una calle desconocida por culpa de un inescrupuloso despistado.
Sin embargo, cuando levantó la vista, el rumbo de sus pensamientos fue interrumpido abruptamente al percatarse de un rostro familiar y al mismo tiempo misterioso.
«Sherlock Holmes».
Sin duda era él, aquella profunda y perspicaz mirada teñida de un azul intenso la reconocería en cualquier parte. John tosió un poco para disimular su sorpresa y retrocedió un paso que le permitió tener un panorama más amplio del porte de aquel sujeto. Figura esbelta y alta, rizos desordenados, pómulos afilados, semblante imperturbable.
Compartían unas clases de química avanzada juntos, pero nunca antes habían cruzado palabra. Claro que el hecho de que John supiera su nombre y le hubiera interesado qué clase de persona era se debía netamente a los rumores que corrían por los pasillos de la universidad y a la fama que se había hecho cultivar, no a otra cosa.
—¿Terminaste con tu novia?
Era una pregunta que guardaba tras de sí una afirmación, y lo que había sorprendido a John era la forma tan tranquila en la que lo había dicho, casi sin cambiar la expresión taciturna de su rostro.
—E-es imposible que sepas eso. ¿Si quiera sabes quién soy? —dijo algo alterado.
No creía que fuera alguien tan fácil de leer. Lo peor era que era fácil de leer frente a Sherlock Holmes.
—John Watson, de la facultad de medicina —respondió el contrario restándole importancia mientras revisaba algo en su celular con suma concentración.
—¿Sabes mi nombre? P-pero... ¿Cómo sabes lo de Mary y que soy de la facultad de medicina? ¿Y además por qué...
No supo en qué momento había sido, tal vez en medio de todo lo que preguntaba, pero de repente se dio cuenta de que ya no sentía las gotas de lluvia cayendo insistentemente sobre su cabeza. Levantó la mirada en un acto reflejo y entonces se percató de eso.
Eso. Sherlock lo cubría con su paraguas mientras lo escuchaba, ni siquiera sé cubría a él por completo. Había extendido el paraguas de tal forma que las gotas no alcanzaban a John ni por accidente.
John frunció el ceño, confundido con él mismo, contrariado. No sabía que hacer, y todo lo que tenía que decir, ya se le había olvidado.
Sherlock al parecer se percató de ello, pero decidió que no había más tiempo que perder. Resopló y guardó de inmediato su celular.
—John Watson, si te digo que puedes acompañarme para que no tengas que ir a los dormitorios, como claramente no quieres hacer, ¿dejarás ya de hacernos perder el tiempo?
—¿Q-qué? —John parpadeó, sin terminar de procesar todo lo que pasaba, Sherlock lo miraba expectante.
El rubio volvió la cabeza hacia arriba, contemplando una vez más el paraguas y balbuceó la peor excusa que pudo encontrar:
—Pero es San Valentín.
Sherlock no se inmutó.
—¿Problema?
John volvió a mirarlo aún desconcertado, y entonces, sin siquiera pensarlo, soltó una carcajada. Porque se dio cuenta de que ya lo había decidido, incluso antes de que Sherlock preguntara.
—En absoluto.
Fin.
[Nota de autor: Sí, esto se convirtió en un oneshot. Y la inspiración es bien caprichosa, hasta me alcanzó para hacer un mini extra. Ahí nos vemos ;). Gracias por leer.]
ESTÁS LEYENDO
En Absoluto | One Shot
FanfictionAquella no era la forma en la que John planeaba terminar ese día, en absoluto. Oneshot | Sherlock ✓Oneshot + Mini Extra Drabble (relato muy corto). ✓Créditos de la imagen a su respectivo autor. ✓Sherlock y John AU universitarios. ✓Prohibido adapt...