💘

574 68 14
                                    

Los dedos del pecoso se movieron mientras se despedía de sus padres, sonriente, al momento de ver a sus progenitores entrar a su habitación y cerrar la puerta.

-Descansen, los amo. Buenas noches. - dijo lanzándoles un beso desde su puerta. Correspondieron el despido, mientras su retoño se encerraba en su cuarto, ansioso por la presencia del joven esa noche.

Solo unos minutos más. Espero con paciencia, acomodándose sobre su colchón. Unos golpecitos en su ventana, y ahí estaba él, pasando con la agilidad y sigilo de un vampiro, introduciendo su cuerpo a la habitación de su presa. Felix inhaló, algo nervioso. Los labios del pelinegro chocaron con los suyos lentamente, de manera suave. Dándole tiempo de saborear el dulzor de sus belfos, sintiendo el apresurado latir de su corazón.

Las ansias le llenaban. ¿Qué pasaría entre ambos esa noche? Quizá, ¿al fin podría entregarse al mayor?

-Hyung...- murmuró, algo asustado de lo que siguiese.

- ¿Qué ocurre? – preguntó, depositando besos suaves en la tersa piel del menor. Los ojos de este brillaban con ilusión al mirarle. Changbin se sentía mal cuando lo miraba, cuando veía sus infantiles facciones. - ¿Te hice daño?

-S-Solo...No muerdas tan fuerte. – dijo con las mejillas rojas, besando cortamente sus labios. Changbin rió suavemente.

- ¿Te muerdo despacio? -preguntó, besando su cuello, encerrando piel entre sus dientes de manera suave, el menor se estremeció. -¿Así?

- Si... Me gusta así.- murmuró.

-¿Ellos se han dado cuenta?- preguntó, sujetando el mentón de su pequeño amante. Este negó con algo de inseguridad.

- N-No o al menos no me han dicho nada, pero, papá sabe que nos vemos. – dijo. – Le caes muy mal.

Changbin rió amargamente, en realidad, no le interesaba en lo más mínimo tener la aprobación de ellos para corromper a su hijo, lo haría de igual manera. Mientras ambos disfrutasen de aquello. Sus manos fueron a las caderas del pecoso. Su labio inferior temblaba, mientras se miraban con los ojos brillantes. Los labios de Changbin se enredaban a los de Felix con pasión, transmitiéndole aquel sentimiento con sus caricias y fluidos. El corazón ingenuo del menor latía fuerte, sin parar. Estaba tan enamorado de su mayor, que cada segundo a su lado era maravilloso, cada beso y caricia se sentía bien. ¿Qué importaba lo que su padre dijese de él? Por más amenazas que le hiciera, Felix no dejaría de amar a Changbin. Incluso huiría. Dejaría su casa si el mayor se lo pidiese.

- Hyung...- murmuró, en medio de su calmado beso. El mayor se recostó a su lado, rodeando su cintura. - ¿Me quieres?

Changbin frunció sus labios. Le era incomodo hablar de ello. Pero no recordaba haberlo dicho nunca al menor. Nunca le dijo que lo quería.

- Sí. – murmuró. Sujetando con firmeza su cintura. Felix sonrió. Eso era suficiente. – Y mucho. Pero no vuelvas a preguntarlo.

- Está bien hyung, no lo volveré a hacer. – dijo, de manera obediente. Changbin sonrió. Los dedos de Felix se deslizaron bajo su camiseta, alzándola. Su mirada curiosa y hambrienta alertó al pelinegro. Notó el bulto en sus pantalones. Se dejó hacer, permitiendo que el menor quitase su camiseta, admirando la piel de su pecho. – ¿Hoy me lo darás? – preguntó, recargando su ingle contra la contraria. Changbin rió, colocando sus manos en el trasero del menor.

- Hemos hablado de esto.-

- Hyung... ¿Quién ha establecido el limite entre la ropa y el pecado?- preguntó. –De igual manera no me importaría vivir en pecado si es contigo. – dijo, contra sus labios. Changbin vio la intensidad en su mirar, la decisión plasmada en esta. – Te quiero.

romeo & cinderella- changlix one shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora