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PLANETA TIERRA: el tercer planeta del sistema solar, el único en el que se conoce como viviente, por la vida que hay en él desde el comienzo. En este los espíritus que hubiera en él, estaban preocupados, los seres humanos estaban evolucionando y con ello creando cosas que los ayudaban en su vida, pero a la vez le hacían daño a su mundo, algo de lo que ellos no se daban cuenta con facilidad, por ese motivo uno de los espíritus decide hacerse humano, para poder llegar y generar un cambio en la forma de pensar sobre lo que estaban haciendo con aquel mundo.

-Los humanos no son tan buenos con su mundo, como debieran hacerlo-siente Yasi.

-Con tu permiso, iré a ese lugar para enseñarle a los humanos, a cuidar su mundo-indica Dominic, otro joven espíritu.

Ante lo que este dijera, Yasi lo envía a un lugar conocido como Islas Faroe en Filipinas, un lugar en el que sus habitantes tuvieran la cruel tradición de matar a las ballenas que llegaran a sus costas. Al llegar a las playas de este lugar, el joven que se había vuelto un muchacho al que le faltaban los brazos, lo que lo volvía diferente a todos, había gente sin miembros superiores, pero este era diferente por ser alguien enviado por un espíritu, como no tenía brazos, algunos de sus compañeros piensan en hacer algo para que, algún humano lo encontrara y sin pensar mucho, es ella misma quien llama a Joe, un hombre que ya estuviera cansado de hacerle daño a aquellos animales tan imponentes, lo que Alan, otro hombre que estuviera viviendo en aquel sitio pensando en lo que eso le hiciera.

-Tenemos que dejar esta tradición de asesinar ballenas-piensa el hombre.

-Joe, si no quieres ir a matar ballenas como el resto de tus compatriotas está bien que no lo hagas, pero hay algo que puedes hacer-le aconseja Yasi.

Sabiendo eso, la mujer le indica el lugar, en el que el joven se encontraba y sin pensar demasiado, el hombre llega a donde se encontraban y libera al muchacho que en ese momento y ni hablar al conocer a este, comenzara a tener una idea distinta de los humanos. Los había visto haciéndole daño a los océanos, y no quería que esto continuara.

-Gracias por haberme ayudado-le agradece el joven dolorido por haber estado un buen tiempo colgado de sus piernas.

-No fue nada muchacho-le indica el hombre.

Pensando que pudiera ser un poco difícil para él ponerse de pie, el hombre lo ayuda y se lo lleva a su casa para que se recueste un poco sintiendo que pudiera estar cansado, por no saber de dónde provenía. El hombre lo observa asegurándole que nada malo iba a suceder con él mientras estuvieran a su lado, o él los protegiera, sin pensar en lo que le pudiera generar el contacto con agentes contaminantes, por la utilización de estos en forma indiscriminada, lo que generaba malestar en los espíritus que los observaban desde lejos esperando que ellos pudieran cambiar su forma de hacer las cosas.

Al llegar de regreso a su casa, el hombre se encuentra nuevamente con su amigo, observando al muchacho con el que este llegara, a quien no reconociera como un habitante de las islas, sin pensar en lo que ocurriera con el hombre, al que se lo notara desde hacía tiempo y no pensaba que pudiera tratarse de un extraño, el hombre también había sido visitado por Yasi, quien supiera la verdad de ese hombre al que Joe viera como un humano más, en quien confiaba sin pensar en nada por considerarlo un necesitado en ese momento tan difícil para los humanos que habitaran en esas islas donde la matanza de ballenas, fuera algo importante para ellos y no deseaban acabar, al menos no todos lo quisieran como los jóvenes que vivieran allí y vieran como sus padres y abuelos habían ido a cazar ballenas, sin pensar en el daño, que eso le pudiera causar al lugar en el que ellos estuvieran viviendo.

-Ahora estarás bien muchacho-indica el hombre.

-Yo me encuentro tranquilo, pero usted duerma un poco-le aconseja al verlo cansado tras todo lo que hubiera hecho.

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