NO MIRES ATRÁS

Una Nueva Vida

Todo parecía nuevo, más bien era como una pesadilla de la que quería despertar, como era posible que hoy por la mañana era un príncipe apunto de casarse para salvar a su pueblo y en este momento, soy un esclavo y mi reino está muerto.
-Oye tu, rápido no tenemos todo el día.

La voz de aquel hombre que lo enpujaba bruscamente, lo sacó de sus pensamientos.
Odiaba la idea de todo lo ocurrido y en su ser todavía estaba la esperanza de que todo eso era un sueño y pronto despertaría para hacer los preparativos de la boda para unirse a un reino lejano, pero el dolor era más real de lo que el hubiera querido.

-Mierda, esta estúpida niña murió. (Dijo un hombre corpulento y alto que sostenía a regañadientes el cadáver de una pequeña de aproximadamente 3 años)

-Tira el cuerpo no tenemos tiempo para detenernos a enterrar a esa cosa. ( Dijo un hombre encapuchado al que no se le podía ver la cara)

Mientras Kilian contemplaba todo desde lejos, se dio cuenta que esa niña era su Pequeña hermana menor Bialet, al ver  a esa frágil criatura a la cual  que nunca se le borraba la sonrisa de los labios rosados y esos ojos miel que siempre lo miraban con amor,   ahora eso se había convertido en solo un bulto de masa deforme, sucio y sin color,  el cual nunca podía volver a ver igual, más lo que fue solo un recuerdo lejano. 

-Esperen, por favor esperen.
Grito una mujer  desde una esquina muy serca de Kilian.

-Que te pasa asquerosa esclava, no tienes el derecho a hablar
Dijo el mismo hombre corpulento que sostenía a la niña entre los brazos.

-Por favor.
Seguía suplicando la mujer

-¡¡¿¿Es lo único que sabes decir??!!
Grito el hombre soltando el cadáver y caminando con aspereza hacia aquella mujer que se abrazaba las piernas mientras repetía las mismas palabras una y otra vez.

-No se pueden quedar callados, ayyy solo tirala junto a la niña, dudo que busque ayuda y si lo hiciera no ganaría nada.
Dijo con suavidad pero con una solemne y fuerte voz el encapuchado

-Si, señor
Dijo el hombre tomando a la mujer de el brazo y al cadáver del cabello tirandolos bruscamente hacia afuera.

Después de eso nada ni nadie hacia apsolutamente nada más que obedeser e intentar no volverse locos en el intento paso un largo transcurso de tiempo y por fin el carruaje se detuvo.

-Han llegado, ratas de alcantarilla hagan una fila pronto les asignaremos un trabajo y para los menos afortunados, su dueño.
Dijo el encapuchado tomando de la barbilla a una joven con un pelo dorado, el cual increíblemente seguía con un hermoso brillo, a diferencia de los demás que se veían como viles vagabundos.

Al bajar Kilian vio admirado el lugar ya que era un castillo enorme el cual paresia tan perfecto que no se podría creer a simple vista que aquellos monstruos eran sus dueños.
Todo continuó, los gritos las muertes, pero el ya no le ponía ya la más mínima atención y sólo pensaba cuando le tocaría a él, al entrar seleccionaron alrededor de unos 16 a los cuales el pertenecía y los llevaron lejos de los demás.

-Miren, las cosas aquí son sencillas solo obedezcan y cabe la posibilidad de que sobrevivan.
Decía aque hombre con capulla sin darles mucha importancia mientras lo que parecía ser un caballero los robaba a cada uno de ellos y los separaban.

………………….

-Bañate y ponte algo de ropa que está en aquella habitación, después tocarlas la cuerda que está arriba de la cama y uno de nosotros te recogeremos.
-Pará qué?

-No preguntes y hazlo, tienes suerte de que estoy siendo gentil.

-¿por qué me separaron del resto?
-Que te calles pronto sabrás todo lo que necesitas saber como el resto, llegamos tienes 30 min.
Kilian se quedó callado no podía contener el odio, la rabia, el dolor pero que podía hacer ahora era nada más que un simple esclavo, hizo lo mandado y jalo de la cuerda que congaba del techo.
Nada no ocurrió nada, intento sin éxito buscar una salida o algo parecido a un arma cuando derrepente la puerta se habré y dos mujeres vestidas de mucamas lo tomaron con una fuerza inprecionante y le pusieron un collar, que semeja a al de un perro, después de ese suseso aparecieron alrededor de 4 caballeros y lo encadenaron para después llevarlo por la fuerza hacia una gran sala