El Ascenso de Pegaso

Piloto

La Guerra Santa entre Hades y Athena estaba en su punto más alto. Espectros y Santos ya habían caído en batalla, los dorados difícilmente se mantuvieron en pie hasta ese momento.

Cada uno resguardó su Templo con fuerza y valor, cayeron inconsciente apenas Hades entró en cada uno de ellos. Débiles, fue inevitable que llegara hasta la Cámara del Papa donde estaba Athena.

Mantuvo una batalla igualada contra Hades, pero al igual que sus Santos sucumbió en desesperación.

A la distancia, subiendo el Templo de los Peces Gemelos, se encontraba Rodorio de Pegaso. El Santo de Bronce cruzaba como podía las escaleras repletas de pétalos de rosas envenenadas, sus pulmones apenas le daban para subir sin problema alguno, pero el esfuerzo de subir los escalones al final le darían cansancio al llegar a la cima.

Al estar en la cima, toma aire por unos segundos antes de seguir corriendo. A la distancia logró divisar las destruidas puertas junto a las ruinas de la recámara del Papa, un Hades alzaba su espada para alzarse con la victoria en esta guerra.

Concentró todo su cosmos en un puño que al menos serviría como distracción.  Brillando con un color azul, su cosmos en su puño empieza arder tanto como el fuego.

— ¡Meteoro de Pegaso!

Hades dirigió su atención al Santo de Bronce solo para ser recibido por cientos de golpes consecutivos que no le hicieron daño.

— Pensé haber acabado con todos los Santos de Bronces antes de llegar al Templo de Carnero— Dijo Hades dirigiéndose a Pegaso que paseaba en cansancio.

— Somos 48, solo has matado 46 Santos de Bronce. Soy el último en pie— le respondió a Hades mientras intentaba retomar postura.

— Dices ser el último en pie, entonces donde está el otro— Pregunto con falsa curiosidad.

— No estoy al tanto de todo, solo escuché que son incinerados hasta la muerte— decía Rodorio para lanzarse en contra de Hades que solo lo vio acercarse en cámara lenta aún cuando el joven iba a una velocidad mayor a la del sonido.

— Patético, no tienes oportunidad contra mí — le dijo antes de tomarlo por el cuello y lanzarlo contra una de las pocas columnas en pie.

Rodorio por inercia da una vuelta en el aire aterrizando en la columna apenas causando pequeñas fisuras en la misma, tomó impulso y saltó de regreso en contra de Hades que lo seguía viendo en cámara lenta.

En sus manos concentró su cosmo, uno color morado con tonalidades oscuras. Una esfera se formó sobre su palma y la dirigió contra Pegaso Pegaso recibiendo al mismo con una gigantesca explosión.

Athena que veía imponente como uno de los últimos Santos en pie caía de forma inevitable en batalla, sollozo lamentándose el llevarlos a la muerte solo por servirles fiel mente a ella. Tomando a Niké entre sus manos, lo alzó y un brillo dorado salió el báculo.

Hades sintió la perturbación en el ambiente, el cosmos condensado de Athena le llamó su atención. La vio cargar contra él con su Báculo extendido y en su otra mano estaba su escudo.

Con su espada bloqueó el ataque y se elevó evitando los bordes del escudo que por poco y le daba en su Kamei. Mantuvo distancia en el aire, observando con detenimiento a su sobrina, cayó en picada al suelo embistiendo a Athena que alcanzó a cubrirse con su escudo siendo arrastrada por la fuerza de impacto. Concentro su cosmos en el escudo que dio un brillo dorado antes de ser empujado contra Hades ocasionando un choque de cosmos.

El suelo bajo los pies de ambos se fracturó y se hizo un cráter que fue creciendo mientras al choque seguía aumentando la tensión. En pocos segundos el santuario entero empezó a a temblar con fuertes terremotos que hacían que los templos se cayeran a pedazos.