❀ único ❀

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El pequeño pelinegro saco la lengua, concentrado en el bosque que rodeaba el pueblito en que vivían sus abuelitos.

Estaba total y completamente seguro de que ahí había algo especial.

Su abuelita le contaba historias de magia, hadas y duendes. Nunca le creyó, hasta que su mamá cayó enferma, y le pidió un deseo a una pequeña estrella fugaz. Su mami se curó, poquito a poquito, pero lo hizo.

Así que el pequeño Kookie quería darle las gracias a quien quiera que fuera, humano, hada o duende, la persona, o criatura, que había salvado a su mamá de la fea enfermedad.

Jungkook bufo, formando un puchero en sus labios rosaditos, al ver como no pasaba nada entre los frondosos árboles. Tal vez debía ir más adentro para ver la magia.

Decidido, el niñito se paró del suave y verde césped, sacudió el polvo inexistente de sus shorts rojos, y empezó a adentrarse en el bosque.

Los tenis de Iron Man prendían lucecitas de colores a cada paso, iluminando un poco el camino.

—Haditas, haditas, salgan por favor, Kookie solo quiere darles las gracias

Ya estaba muy adentro, y casi no podía ver la casa de sus abuelos. Pero estaba decidido en dar su profundo agradecimiento a los seres mágicos que cumplían los deseos.

Jungkook empezó a correr, tropezándose un par de veces con pequeñas raíces que sobresalían de la tierra, viendo alegre los conejitos, ardillitas y colibríes que había en el bosque.

Un conejito de largas orejas y blanco como la nieve llamo sua atención, la naricita rosa se movió de un lado a otro.

—Hola conejito, soy Jungkookie, ¿sabes dónde están las haditas?—el pequeño pelinegro se arrodilló y acostó sobre la hierba, viendo al animal que le prestó atención—. Ellas salvaron a mi mamá, y quiero darle las gracias y llenarlas de besitos y abrazos, la abuela dice que es una buena forma de mostrar gratitud—el conejito se acercó a Jungkook, quien sonrió—. ¿Me puedes mostrar dónde están?

El conejito blanco se paró en dos patas de inmediato, y empezó a correr. Jungkook reaccionó rápidamente, se paró y siguió al animalito en una persecución.

No sé le hacia fácil distinguir al conejito entre todas las plantas, pero lo lograba con la vista de águila que tenía, según su abuelita.

—¡Espera! ¡No tan rápido!

El conejito desapareció entre unos arbustos de moras, y ante el inminente peligro de quedarse solo, Jungkook aceleró el paso y se lanzó atraves de la planta.

Jungkook rodo un poco al caer del otro lado, para su buena suerte el arbusto no tenía espinas.

Sobo su cabecita y empezó a ver a su alrededor. Era un claro, con muchos arbustos de moras, ballas y frambuesas a su alrededor. También habían árboles manzanas y naranjas, y sandías.

Una mariposita de alas blancas se posó en su nariz. Kookie trató de verla, pero al dar un pequeño estornudo la asustó.

El lugar era muy bonito, pero aún debía darle las gracias a las haditas, y regresar a la casa de sus abuelos para la hora de la merienda.

Un destello rosa y plateado apareció de la nada. Jungkook talló sus ojos, creyendo que era una alucinación, formando una perfecta "o" al ver que no.

La lucecita se fue acercando, y en un momento de pura curiosidad la tocó. Un niño apareció de la nada, y el destello desapareció.

—Ouch, oye, ¿tus papis no te enseñaron a no tocar a los demás cuando estás en forma titilante?—el niño formó un puchero con sus gorditos labios, y cruzo los brazos.

𝕄𝕒𝕜𝕖 𝕒 𝕎𝕚𝕤𝕙 ✧ 𝕂𝕠𝕠𝕜𝕁𝕚𝕟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora