1-

48 7 1
                                    

Luego de pasar la mirada asesina del profesor Snape y una amenaza con probar la próxima poción que Longbottom hiciera en clases si no volvía antes de la hora permitida, entró a la enfermería casi tropezando. No tenía que preocuparse demasiado por la mirada de los demás en ese momento, no había nadie al rededor para juzgarlo. Además, estaba preocupado en muchas cosas, menos en su status escolar. Hacia unas horas que el rumor de que el magnífico Harry Potter, salvador de la tierra mágica de uno de los magos más peligrosos de la historia, había intentado asesinar a uno de sus compañeros en los baños. Claro que, para Theo, este compañero no era cualquier persona, sino que era el mismísimo Draco Malfoy.

Había soportado a sus amigos histéricos con deseos de buscar a Potter y molerlo a hechizos y horas de espera fuera de la enfermería. Al final había quedado solo, esperando que su profesor saliera por la puerta y le permitiera verlo. Sus amigos estaban agotados y cansados, y estaban convencidos de que Severus Snape era lo suficientemente capaz para salvar a su compañero, así que le hicieron prometer a Theo que volvería con novedades y se fueron a dormir. Pero Theo no podía descansar, no en ese momento, no con su amigo en la enfermería cuando estuvo al borde de la muerte.

Madame Pomfrey dejo una poción en la mesa junto a la cama, le índico un lugar para sentarse junto a su amigo, las funciones de dicha poción por si Draco despertaba, y los dejo solos. Pero la soledad no reconfortaba para nada a Theo, que cada vez estaba más nervioso. Pasaba el tiempo, y aunque una parte de él estaba tranquila con el hecho de que su amigo estuviera bien, otra parte de él deseaba con todas sus fuerzas que no se despertara en ese momento y lo dejara obsérvalo en paz, porque sabía que si se despertaba iba a ser muy, pero muy incómodo.

Parecía que el mundo estaba en su contra, porque Draco eligió ese momento exacto para despertarse. Le ayudo a tomar la poción que Madame Pomfrey le había indicado y lo recostó en la cama otra vez, rezando nuevamente que se volviera a dormir, pero no sucedió. Después de toser, acomodarse en la cama y maldecir por el dolor incontables veces, Draco lo miro expectante, probablemente esperando una explicación de por qué su amigo se encontraba a su lado luego de tanto tiempo a tales horas de la noche.

— ¿Como estas?— Preguntó. Draco levantó una ceja en un gesto bastante burlón y común en el que Theo había extrañado— Bueno, mal, probablemente. Solo quería saber que estuvieras bien, no quería molestarte.

Si bien esperaba una respuesta, su amigo no le dio ninguna, solo asintió y volvió a acomodarse en la cama notablemente incómodo. Intentó contener la furia que había estado guardando durante un tiempo, intentó que mientras hablara el veneno y el enojo no se colara entre sus palabras, pero le estaba costando.

— Todos están preocupados, no imaginamos que el idiota de Potter haría algo así, debe estar molesto por lo del partido de Quidditch con la comadreja y decidió vengarse, ¿No crees? que estúpido.

Draco volvió a asentir, ahora sin mirarlo directamente a la cara, y Theo no podía creer que eso estuviera pasando. Normalmente, su amigo despotricaba contra Potter o sus otros dos amigos, y Theo, completamente ajeno a sus ataques de celos, solo asentía y le daba la razón distraídamente. Pero ahora había decidido empezar él mismo la conversación utilizando el típico discurso que su amigo usaba todo el tiempo para ver si Draco se sorprendía con su iniciativa y se motivara a hablar, pero no parecía funcionar. Theo entendía que Draco había estado distante, distraído y decaído, pero ¿Rechazar la oportunidad de maldecir a Potter? Draco lo estaba evitando, igual que todo el año.

Se levantó de su asiento, llamando la atención de Draco que lo miro aún más extrañado cuando se sentó ocupando un lugar en su cama frente a el. No iba a esperar más para tener esta conversación, estaba harto.

— Escucha, no se que está pasando, pero desde las vacaciones que estás extraño. No enviaste ni una carta, ni una. Desapareciste, Draco. Nadie sabía nada, y cuando por fin apareciste al principio del curso, tuviste una conversación súper privada con Pansy, Crabbe, Goyle y Blaise, y luego dejaste de hablarnos. Ellos no parecen preocupados, y no lo entiendo. No comes, tus calificaciones bajaron, apenas te presentas a clases y, según la información que pude sacarle a Goyle a la fuerza, durante tu tiempo libre desapareces para hacer algo muy importante en un cuarto abandonado o algo así, ¿Qué está pasando? ¿Qué...

Draco pareció volver a la vida durante un segundo, se sentó en la cama con un semblante preocupado quedando cerca suyo y lo interrumpió para hablar sobre el. Si su voz no hubiera sonado tan rota y cansada, probablemente Theo se hubiera sentido feliz de que después de meses le estuviera dirigiendo la palabra.

— No te metas en esto, Theo, no es una broma, no estoy jugando ningún juego, cuanto más lejos, mejor.

— ¿De que estás hablando? No tengo intenciones de alejarme, tú deja de hacerlo, lo único que estoy tratando de hacer es ayudarte con lo que sea que estés pasando.

Draco parecía al borde de la histeria, mirándolo desesperado y negando con la cabeza buscando las palabras para explicarle. Theo siguió hablando, harto de la situación.

— Prometimos no ocultarnos nada nunca y eso es exactamente lo que estás haciendo ahora, estás mal y no me cuentas lo que esta pasando.

— No puedo, no puedo contarte, si te involucras en esto se que harías lo posible para ayudarme incluso si significa ponerte a ti mismo en peligro, estúpido idiota, y no puedo dejar que pase eso.

Theo sabía que Draco no era la misma persona en privado que la que era en los pasillos o frente la gente. Frente a todo el mundo era el rey, todos obedecían a sus órdenes y le temían, y claro que el disfrutaba de la pequeña jerarquía que había generado dentro del colegio. Pero en privado y principalmente con Theo, su amigo de más confianza, Draco no era más que un chico con problemas en casa que necesitaba un abrazo de vez en cuando. Cuando estaban solos, no había que sostener ninguna máscara, Draco se liberaba con Theo y era el mismo. Por eso, cuando su amigo lo tomó de los hombros al borde del llanto, se sorprendió de que se liberara de esa manera, la simple imagen de un Draco ojeroso, lloroso, demacrado y al borde de la desesperación no hizo más que activar todos sus sentidos de alerta, eso no podía ser normal.

— Theo, no puedo contarte, pero por favor, no te metas en esto— Siguió hablando, y Theo cometió el error de mirar a sus ojos plateados profundamente, encontrando sólo un vacío que antes solía estar lleno de vida, ahora solo lleno de lágrimas— Por favor, solo aléjate de mi, ¿Si? hazlo por mi, aléjate. prometo que vas a entender todo eventualmente, pero ahora necesito que te desconectes de mi, por favor.

Era una imagen desesperante, frente a él tenia a una de las personas más importantes para el en todo el mundo, por la que daría hasta la vida, y parecía ser que lo único que podría ayudarlo en ese momento era que tomaran distancia. Más distancia. No podía entenderlo, "hazlo por mi" había dicho, eso significaba que Draco estaba preocupado por el, porque sino no le pediría algo así. Si estaba metido en algo tan peligroso para querer alejarlo y protegerlo, ¿Por qué Theo debía alejarse en vez de quedarse a ayudar?

Pero no podía decirle que no, Draco se veía desesperado por protegerlo de lo que sea que estuviera pasando, y conocía a su amigo para saber que no pararía de insistir hasta que Theo dijera que no iba a entrometerse. Draco volvió a suplicarle en un susurro, y Theo se percató que tenía sus propios ojos llenos de lagrimas que no había soltado, verlo así lo rompía, no poder ayudarlo lo rompía. Sintió unos pasos acercarse hacia ellos y entendió que no tenían mucho tiempo. Asintió casi frenético, con una ira que no podía contener. Su amigo lo abrazó, una despedida silenciosa que Theo no iba a desaprovechar si llegaba a ser la última. Se quedaron abrazados hasta que Madame Pomfrey entró para echarlo y amonestarlo por el horario.

La ultima vez que miro a su amigo a los ojos esa noche, estaban tan vacíos que parecían consumirse en si mismos, tan apagados que parecían consumir toda la luz a su alrededor.

Ten of Ten ~ Thraco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora