Soñé que viajaba sola a un lugar muy extraño, en apariencia similar a la dehesa. La gente del lugar (algunos eran excompañeros del colegio, los que estaban en 5 de primaria, todos me reconocían y saludaban) hablaba sobre esta enorme flor rosa, y yo tenía curiosidad por ella, pero no era mi principal objetivo, aunque al final convencí a mamá para que vaya conmigo a verla. Era enorme, más grande que un elefante, más grande que un estadio de fútbol, espectacular (era una flor de hibisco).
En un pueblo similar a Poyales pero como en la época de la revolución industrial, me encontré a un joven muy lindo con el que tenía mucha química. Me escapé con el de ahí en tren, dónde nos encontramos con un personaje muy curioso: mi hermana, sólo que en este sueño no lo era. Iba vestida con un corsé y un vestido marrón algo "steampunk". Llegamos a una estación, nos bajamos del tren y luego fuimos por unas escaleras hasta llegar a otro andén. Cuando llegó el tren, mi hermana empezó a pilotarlo con facilidad.
Al llegar a nuestro destino, se abrieron las puertas del tren, una a cada lado, y daban a una casa.
Por dentro era bastante bonita, hecha de madera oscura. Parecía del siglo XVII. El chico dudó en entrar, ya que éramos okupas, pero lo convencimos.
En las estanterías, había búhos de madera bastante estilizados. El baño se veía muy moderno.El sueño acabó aquí, y comenzó otro:
Una joven muy guapa, se puso a masajear a su abuela, que tenía el cuerpo venoso y lleno de celulitis. Había una narradora de fondo que la introdujo, pero no recuerdo que dijo. La joven continuó masajeando terapéuticamente a su abuela y se rieron juntas. Era una escena bonita.
Mi sueño saltó de nuevo.
Estaba en casa, aunque el narrador dijo que estaba en Nueva York, y tenía una flor de hibisco amarilla, muy bonita, que no dejaba de encenderse en llamas, incendiando mi cafetera. Entré en pánico, apagué el fuego con mi mano (era un sueño, no dolió). Al final tuve que quitar la flor porque no dejaba de prenderse en llamas con la luz del sol.
Luego sonó mi alarma, y me puse a escribir.