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Ahora mismos changbin se encontraba algo frustrado, había olvidado la tarea de inglés, ya no le daba tiempo a copiarla, el profesor Bang chan ya estaba en el salón dando clase, solo rogaba por qué no se acordara de la tarea.
Ya casi terminaba la hora, por lo que estaba feliz, un poco más y ya estaban saliendo de aquel salón.
— ah, casi lo olvido, dejen sus tareas en mi escritorio. — Sentenció, a lo que casi se le sale un grito, quería matarse en ese mismo instante.
De a uno iba llamando a cada alumno, hasta que le había tocado al de apellido seo, no sabia que excusa darle.
Camino lentamente hacia su escritorio, ya su horario estaba a punto de acabar y los demás salían del salón sin apuro.
Bang lo miró, esperando que le entregara la tarea. Suspiró cuando noto que no la tenía, se cruzó de brazos y alzo una ceja.
Se acercó y tomo su cintura, acercándolo aún más a él contrario. soltó un pequeño chillido tratando de alejarlo, temiendo que haya alguien cerca.
— tranquilo ya no hay nadie — tenía razón, miró el aula y estaba vacía. Suspiro y golpeó su pecho levemente.
— tonto, me asuste — lloriqueaba falsamente el de cabellos azabache. El australiano negó con su cabeza divertido. Volviendo a lo de antes lo abrazo dejando suaves besitos en su mejilla y labios.
—no importa lo que hagas, no te vas a librar de esta. — dijo de manera sería, el bajito quería objetar, más sus intentos fueron ahogados gracias a los labios del mayor, haciendo que se deje llevar.
Introdujo su lengua en la cavidad de su alumno, explorando cada parte de esta, jugando con su lengua, haciendo que soltará varios Jadeos.
Lo sostuvo para luego dejarlo en su escritorio, para seguir besándose de manera brusca, podía sentir como su erección rozaba el trasero aún convierto del mas bajo.
Si esperar más, saco los pantalones que llevaba puesto, acariciando los muslos del contrario y besando estos, dejando marcas.
El de hebras negras mordió su labio levemente, tratando de no hacer mucho ruido.
Bang empezó a jugar con su miembro sobre la tela, sonriendo al ver una mancha húmeda en medio.
Este lo volteo dejándolo en cuatro, bajo los boxer de un tirón, amasando el trasero de su querido alumno, para luego soltar una fuerte bofetada, haciendo que gimiera.
— ¿a mi bebé le gusta que su papi lo golpee verdad? ¿te gusta así? — volvió a dejar otra nalgada igual de fuerte, dejando el área rojiza, el ardor que dejaba hacía gemir de placer a changbin.
