prólogo

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-Ahh- gimo desnuda bajo su piel, sus movimientos son rápidos y concisos- Más rápido - pido mientras clavo las uñas en su espalda.

Por lo menos sirve para follar* Pienso

- Si así, joder!- una leve capa de sudor cubre nuestros cuerpos.

Giro y quedó arriba de él, si algo he aprendido es a tener siempre el control y más con la sabandija con la que estoy follando.

Esto es necesario.

Todo es parte del plan.

Desearme será su maldición

Tenerme su perdición.

Y mi odio su destrucción.

Me repito una y otra vez mientras reboto arriba de él intenta tocarme así que agarro sus muñecas y las pego al espaldar de la cama- ¿Te gusta?- aumento la velocidad el sonido que genera el choque de nuestro cuerpo se mezcla con las letras de la canción que suena de fondo.

-Me encanta, tú me encantas- habla con voz gruesa- archg...- gruñe excitado.

Me muevo más rápido buscando la liberación y me siento en el paraíso cuando me derramó arriba de él.

- Beatriz...- Susurra mi nombre mientras llega él también al orgamo- Eres hermosa, tu cuerpo es un templo que debe ser venerado- me dice cuando me bajo y comienzo a calocarme la ropa sin mirarlo.

Eso no decías antes maldito*

Sigo en lo mío mientras el se levanta de la cama, lo siento detrás de mí- quédate....- Me dice al oído.

-no puedo- respondo seca.

-¿por que?, Nunca te quedas me siento utilizado- me gira y quedó frente a él. Miro sus ojos azules, antes amaba ese color ahora simplemente quiero que sufra.

-las cosas como son, además no me da la gana de quedarme, recuerda que esto es solo sexo ocasional, sin reclamos ni compromisos- le recuerdo y disfruto como se tensa- si no puedes con eso es mejor que lo dejemos aquí- termino de vestirme y tomo mis cosas.

Me giro y sonrió internamente cuando me toma del brazo y me gira- no quiero que esto acabe nunca- esas palabras años atrás me hubiera derretido pero ahora todo cambio.

Lo beso.

Con pasión y posesividad, me agarra de la nuca y me pega más a él, abro lo ojos y lo miro a él que tiene los suyos cerrados- te quiero- me susurra.

Yo no quiero que me quieras.

Yo quiero que me ames, quiero convertirme en el puto oxígeno que respiras para después dejarte y ver cómo mueres.

RevengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora