Como los ojos de quien amo:

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Sentía la brisa balanceando mi cabello al son de mis pasos, sin poder detener mi camino.

No oía mi andar, no oía los automóviles circulando, no oía a la gente a mi alrededor, no oía nada.

Excepto por una cosa.

Esa voz. Esa voz me susurraba que avanzara sin mirar atrás, porque a nadie le importarán mis problemas más que a mí mismo.

El agua empezó a caer y lo dulce se mezcló con lo salado al contemplar el oscuro celaje matutino.

¿Acaso podría tener un atisbo de paz?

Nunca nada salía como quería, ¿pero qué es lo que puede ir mal cuando nada buscas, nada oyes y nada dices?

Vivía como un muerto en vida. En deuda con mi propia alma, en lamentos con mi propio corazón.

Para cuando llegué al edificio, los pulcros escalones se mojaban con la lluvia que acarreaba.

Por mi culpa se mojaban, por mi culpa, como todo.

Las cosas cambian, siempre dijeron.

Debes obedecer, siempre dijeron.

Pero no. Tenía que encontrarme con él...

Es conocido el porqué los ángeles y demonios no deben interactuar más de lo debido.

Definitivamente creo merecer todo esto. Desde los recuerdos, hasta las sensaciones.

Todo lo que pasó caló en mis huesos, imposible de olvidarlo, imposible de evitarlo.

El día en que cortaron mis alas... Aquella ceremonia donde todos me miraban con desprecio parecía tan lejana y tan presente a la vez...

Empujé la puerta, avanzando, rompiendo espacios entre el suelo y mi suela.

Mi rostro comenzaba a quemar. Siempre nos enseñaron a no llorar para no romper nuestra alma, a controlar cada llanto, porque la tristeza nos provocaba frío y las lágrimas de ira podían llegar a dejar feas cicatrices, pero dile eso a alguien que está roto. Los sentimientos necesitan ser expresados. Nosotros tenemos que hacerlo.

Sentía algo amenazar con romperse en mí. Probablemente fuera mi corazón latiendo dolorosamente, mi alma resquebrajándose, o mi garganta ardiendo por los sonidos que no me molestaba en callar.

Nadie podría verme u oírme aquí arriba, incluso si decidiera caminar al borde del abismo. Necesitaba poder subir de nuevo al cielo, ya me preocuparía luego por cómo bajar a la tierra.

Siempre supe que no podría estar tranquilo con SeokJin, no podía relacionarse conmigo, como heredero del trono que era.

En cambio, yo no era nadie más que un sirviente, a quien no dudaron en desterrar del paraíso.

Hacía mucho tiempo que no le veía. Nunca supe si estaba bien, si reina en sus territorios, o si alguna vez lo hizo.

Siempre me hablaron de lo que pasaba con un ángel caído, con aquellos que no cumplían con la ley, de aquellos que eran desterrados, quienes tentaban a lo prohibido.

Nuestra sangre se mezcló y nuestro retoño me fue arrebatado de las manos el momento antes de irme.

Aún lo recuerdo temblar entre mis brazos mientras ahogaba mis alaridos para que no me oyera y tampoco viera el reguero detrás de mí.

Los humanos siempre recuerdan estas fechas para celebrar el nacimiento de Él, pero, ¿cómo podría venerarlo si permitió que mi niño viera el daño que me hizo?

No podía volver y él seguramente acabaría por entrar en el Limbo, sólo debía avanzar un paso para estar junto a él.

Sólo un paso...

Cerré mis ojos, oyendo su débil llamado como una ilusión, un susurro, un sueño... como una despedida.

Y entonces creí que todo terminaría.

— ¡TaeHyung!

De un momento a otro todo pareció detenerse con un latido doloroso.

¿Era mi imaginación?

— ¿SeokJin?

Me giré tan rápido como pude y lo vi correr hacia mí, antes de sentirme comenzando a caer.

Su rostro bañado en lágrimas, su expresión preocupada.

Es demasiado tarde, dijo mi conciencia.

Él está aquí, dijo mi corazón.

De un momento a otro casi no había distancia que nos separara... y luego la distancia volvía a ser abismal mientras sentía el viento en mi espalda, la gravedad llevándome lejos una vez más, mientras las gotas de sangre no quemaban mi rostro ni mojaban mis mejillas.

Una vez mi mente y corazón hablaron, pude comprenderlo.

Lo siento, dije al aire, viendo esa cabellera única y esos ojos hipnotizantes cada vez más lejos.

Y con un crujido sordo, todo se volvió negro.

















God's Whisper  [JinTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora