~UN ÁNGEL Y UN DEMONIO~{KOOKMIN}

Capitulo II.

~En el Infierno ~.

Padre e traído a las nuevas almas que me pediste.-Aviso Jungkook a su padre-

Eres rápido hijo, estoy orgulloso de ti- Le decía mientras se acomodaba en su escritorio.

Si claro, si no hay nada más que decir entonces me retiro tengo cosas que hacer, con permiso padre.-Se encaminó hacia la puerta.-

Cuando estaba a punto de abrir la puerta Lucifer soltó.

Espera Jungkook ,¿a donde iras?.-Pregunto sin más.-

-Sin girarse y aún tomando la perilla de la puerta Jungkook contestó.-Iré a tierra.-Y sin más salió dejando a su padre con la palabra en la boca.-

Si así era Jungkook aunque se tratara de su padre el no mostraba respeto o simpatía alguna cuando a solas estaban.

Era una copia exacta de su mismo padre.

Mientras caminaba por los pasillos a pasos rápidos para dirigirse a su habitación a cambiarse de ropa para subir a la tierra, había recordado que se encontraría con una bella dama en la noche.

Una sonrisa burlona se le formó en su rostro, mientras se imaginaba cuantas cosas le iba a hacer.

Opto por vestirse con un atuendo negro de pies a cabeza quedando impecable.

Mientras se miraba en el espejo se dijo a sí mismo eres el Puto Diablo Jungkook todos están a tus pies no hay hombre o mujer que se resista a ti.

Mencionando esto chasqueo sus dedos y en un segundo ya se encontraba en la tierra.

Sus poderes eran inigualables.

Una vez en el centro del pueblo oculto el color de sus ojos que eran de un color rojos puro incomparable, por unos de color negro azabache.

Se dirigió en busca de la bella dama y cuando la encontró no dudo en mirarla con ojos de deseo, sabía lo que le iba a hacer sin piedad alguna.

Jungkook iba y venía a su gusto del infierno hacia la tierra y viceversa.

Manejaba a su antojo a las personas haciendo que hagan su voluntad siempre hipnotizados por el mencionado, haciendo que cumplan hasta sus más bajos deseos sexuales.

Todos eran inferiores según el ,ni ángeles ni demonios estaban a su altura.

La vida de Jungkook era simple y aburrida, estaba cansado de la misma rutina de siempre, rogaba a los mismísimos demonios por un poco de diversión.

Lo que el no esperaba es que un Ángel seria su más grande perdición.

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