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—¡No iré a esa estúpida Academia!—objetó desde su habitación boca abajo y con una revista de por medio.

Un tan impertinente Louis se hallaba maldiciendo a su estruendosa madre por su tan inesperado "castigo". Y fue decidido esa misma mañana, aunque el ninfulo de ojos azules se mofaba comiendo su desayuno con cierta ímpetu.

Jay había considerado mandar a Louis conmigo a una clase de francés en la Academia.

Desde que ocurrió el incidente de su comportamiento, no asistió durante los dos días. Aunque a su madre se le ocurrió la grandiosa idea de que pudiera "aprender una buena lección", claro que lo ayudaría, sin duda.

La mesa llena de waffles con café mañanero y leche tibia para mi pequeño. Concretaba con derramar la miel y dar un gran bocado, así mismo tomar la bebida.

Sus delicados gestos al tomar el cubierto, alzaba el meñique y de vez en cuando quitaba su fleco castaño para hacerlo a un lado.

Una total monada.

—No te estoy preguntando William.—respondió Jay, con aires de sarcasmo.

El niño bufó llevándose consigo un gran bocado, habían unas fresas en una canastilla, las cuales eran devoradas por Lou, el agridulce de la frutilla lo caracterizaba con elocuencia.

—¿Al menos puedo llevarme las fresas, mamá?

Jay asintió rápidamente contestando una llamada, lo miré y con sorpresa mía, ya tenía sus ojos posados sobre mí. Bebió del vaso con vehemencia, el líquido traspasó su garganta, tragándolo todo, y aun con una sonrisa, se limpió con una servilleta los residuos.

—Mhm, delicioso.

Fue lo único que articuló para levantarse e irse a su habitación.

Considero que el estar en mi nuevo hogar, es un alivio reconfortante y lo es aún más si se encuentra Louis.

Quiero estar para él.

Me encontraba ya vestido con mi traje, los anteojos y un toque de mi loción traída de Francia, con un sombrero y mi maleta.

El ruido de una personita bajando me hizo mirar. Era Louis con un vestido rosado, unas calcetas con encaje en su orilla rodeando su tobillo y unos zapatos negros de charol.

—¿Podemos irnos?—dijo rascandose el muslo encima de la tela.

Estaba por cruzar la puerta cuando salió Jay bajando con un cigarrillo.

—Louis ¿qué te he dicho de vestir así cuando vas a salir?—recriminó.

Mi niño me pidió ayuda con su mirada azulada, en realidad no me importaba su vestimenta, no me importaba su voz chillona, no me importaba que tuviera piernas formadas, no me importaba que tuviera una espalda blanca llena de lunares.

—No tengo problema con ello, Jay.—me encogí de hombros y dando un vistazo al pequeño el cual sonrió triunfal.

—Oh.—dijo apagando su cigarro.—Si usted lo dice, no tengo ningún desacuerdo Edward.

Louis rodó los ojos, me tomó de la mano jalandome hacia el auto.

—¡No olviden llegar temprano para comer!—escuché decir mientras la despedia con un ademán.

Subí mi maleta en la parte de atrás mientras el ninfulo se subía en la parte de adelante. Me senté a la par suya acomodando mis lentes.

Sentí una de sus manos tocarme el hombro y colar su diminuta nariz aspirando mi cuello, me puse tenso al tacto, compadecí su respiración tibia y lenta en el área más sensible de mí, aunque a decir verdad no la más sensible.

Observé de reojo como cerraba sus ojos y el abanico de pestañas castañas se cerraba continuo. Hasta que se separó cómo si nada.

–Mmm, hueles bien.

Fue lo último que dijo para plantar su vista en sus fresas.

La sensación de que olisqueó mi cuello seguía vigente, el niño me ponía los nervios de punta, tanto que ajusté mi dobladillo del cuello, sentía que el aire me faltaba.

—Gracias, Louis.

El trayecto se tornó en un ambiente tranquilo, tarareaba una canción pegadiza, y golpeaba sus pies a la par del ritmo.

—Entonces... ¿Piensas quedarte todo el mes?

Asentí con la vista al frente, pude notar como jugaba con su vestido, doblandolo hasta llegar a sus muslos y así sucesivamente. Mi cordura estaba apunto de salirse de control, sus movimientos delicados eran tan perfectos.

—Mamá está feliz de que estés en la casa.—expresó con un tono indiferente.

—¿Y tú lo estás?

Habíamos entrado a la academía, me estacioné con los demás autos de los docentes, el lugar estaba vacío.

—Sí.

Se quitó el cinturón de seguridad y me miró, sonriendo, tenía una fresa en la mano y la dirigió a mi boca, aún seguía mirándome, y yo a él.

Las manos me sudaban de una manera excesiva, que el ambiente se tornó extraño.

Había colocado su mano en mi muslo.

Se apoyó para darme la fresa.

Abrí mi boca y le dí un mordisco comiendola sin quitarle la vista de encima.

Seguía sonriéndome.

—¿Es rica verdad?—su voz melodiosa y tranquila salió de la nada.

—Sí.

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Entramos a la academía, me dirigí al salón de clases, la mayoría estaban sentados platicando y otros parados haciendo un alboroto, al momento que entré, todos me miraron.

O eso pensaba yo.

Lectores, más que nada, tenía un enojo creciendo en mí, por el simple hecho de que miraran de una manera indecente a Louis.

El sólo estaba parado al lado mío, con sus fresas, y jugueteando a cada rato con su cabello.

—El es Louis.— lo presenté con un tanto de enojo.— Y estará acompañándome unos días.

Agitó su mano en forma de saludo y sonrisa, dejé mi maletín en la mesa, acomodé la silla para que se sentara, mientras yo comenzaba la clase.

Notaba como sus ojos se posaban en mí y después al concentrar mi mirada en el, la esquivaba para después juguetear con su cabello y manos. La mayoría de mis alumnos se centraban en él.

No los culpaba, Louis era un pequeño retoño dulce.

Que yo malditamente quería tener.

—Harry.—su voz en un susurro hizo voltear al verlo.

—¿Sí, Louis?

—Necesito ir al baño.

—Bien...—tomé uno de los libros.—Porfavor antes de que regresen quiero que lean las siguientes páginas, debatiremos sobre ello.

Lo dejé en la mesa y lo hice seguirme hasta los baños.

El pasillo era un tanto angosto, la mayoría de los alumnos estaban en clases, estábamos solos de nuevo, planeaba quedarme afuera esperándolo.

—No quiero entrar sólo, ¿Podrías entrar conmigo?

Y casi tuve una corazonada, pero asentí al instante.

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⏰ Última actualización: Dec 09, 2021 ⏰

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𝐿𝑜𝑢| 𝐿𝑎𝑟𝑟𝑦 𝑆𝑡𝑦𝑙𝑖𝑛𝑠𝑜𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora