Quisieras...

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Porque ustedes lo pidieron aquí está lo que sucedió después de "Una nota para dos". Espero que les guste y muchas gracias por leer este fanfic. mimihenderson12 espero que conteste a todas tus preguntas.

...

Los últimos 3 años han sido muy ajetreados para Alfa-G, habían alcanzado el éxito mundial, haciendo giras internacionales, actuando en películas, arrasando en premios de música y mucho más. Alfa-G era la viva imagen de la descripción de una banda exitosa.

Diana había vivido los mejores años de su vida a lado de sus mejores amigas, de Dylan y James y sobre todo a lado de Alonso. Aunque tuvieran agendas muy apretadas se las arreglaban para que funcionara, Diana pasaba la mayoría de los días festivos con la familia de Alonso y había aprendido a cocinar gracias a la mamá de su novio y muchas precauciones. Diana por fin se sentía completa, aún le dolía lo de sus padres, pero no se arrepentía de las decisiones que había tomado en esos años.

Tal vez no era una vida perfecta, había días en los que quería darse por vencida, en los que no podía con su vida, no soportaba los chismes, lloraba durante horas por las críticas, pero siempre se recordaba que ella había logrado hacer todo lo que se propuso y que no podía dejar que nadie le arrebatara lo que había construido así que se limpiaba las lágrimas y seguía adelante.

Diana estaba apunto de cumplir 23 años, por desgracia tendría que pasar su cumpleaños en un avión rumbo a Japón, darían un concierto un día después así que Alonso había hecho malabares con su agenda para estar libre todo el fin de semana y pasarlo juntos, ya que posiblemente la siguiente vez que se verían sería dentro de un mes o más.

El domingo por la tarde celebrarían el cumpleaños de Diana todos juntos, los chicos de CD9, Dylan y James y las chicas de Alfa-G. Todos se reunirían en el nuevo departamento de Alonso y aunque no pudieran hacer una fiesta alocada, porque al día siguiente todos tenían cosas que hacer, sería una fiesta con todos a los que Diana apreciaba.

Durante el viernes, después de la llegada de Diana a la CDMX, Alonso no dejó que descansara ni un minuto, paseaban por los lugares turísticos, fueron a museos, muchos museos, fueron dos veces al museo Sumaya en el que se encontraban dos obras del famoso pintor Van Gogh, era uno de los pintores favoritos de Diana así que están en presencia de una de sus obras era lo más especial que le podía pasar y a eso le sumaba que paseaba tomada de la mano con su novio, Alonso Villalpando.

El sábado fue un poco más relajado, por la mañana salieron a desayunar y a caminar por la calle Reforma para bajar todos esos platillos que se habían comido para su desayuno ligero.

—No puedo creer que hayamos comido tanto—dijo Diana.

—Yo no sabía que en tan pequeño cuerpo—la señaló de pies a cabeza—, pudiera caber tanta comida—Diana se rio.

—Estoy llena de sorpresas—contestó.

—Y de hotcakes—los dos rieron al unísono.

Luego disfrutaron de un paseo en silencio, disfrutando el clima fresco que hacía aquella mañana. Animaron y caminaron hasta donde les permitieron sus pies, después Alonso pidió en taxi y se fueron a su departamento.

Una vez ahí, decidieron ver una película. Diana quería ver rápidos y furiosos 5 y Alonso quería ver Los vengadores infinity war. Al final terminaron viendo Harry Potter y la piedra filosofal. Alonso preparó unas palomitas y después se sentó junto a Diana a disfrutar por enésima vez Harry Potter.

—No entiendo ¿por qué siempre terminamos viendo Harry Potter?

—Porque es lo mejor qué hay en la vida—contestó Diana para después meterse un puñado de palomitas a la boca.

—Aunque los libros son mejores—aclaró Alonso.

—Y por mucho, pero también me gustan las películas—Diana se encogió de hombros.

...

—Diana—Alonso la llamó, él estaba en la cocina mientras Diana seguía en la sala recogiendo para cuando llegaran sus invitados.

—¿Qué sucede?— preguntó desde la sala.

Alonso apareció de nuevo en la sala con las manos en la espalda.

—Quisiera darte tu regalo antes de que todos lleguen —sonrió ampliamente.

—No tenías que hacerlo—dijo intentando ocultar su emoción.

—Claro que si, sé cuánto te emociona recibir regalos—contestó acercándose a ella aún más.

—¿Qué es?— Diana intentó ver que había en la espalda de Alonso.

—Lo sabrás en un momento, solo que antes quiero decir unas palabras.

—De acuerdo— Diana estaba confundida.

Alonso se rascó la nuca nerviosamente y su sonrisa demostró cuan nervioso estaba.

—Bueno, esto lo llevo pensando desde hace tiempo...—tomó aire—, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, conocerte fue, tal vez, casualidad o el destino y aún así no me arrepiento de haber olvidado mi celular en el camerino esa vez que fuimos a Guadalajara o haber sostenido tu mano o siquiera haberte mirado a los ojos y pensar que eras la chica más hermosa del mundo— Diana definitivamente estaba sonrojada y sonreía por sus palabras—. Desde ese momento supe que eras la chica con la que quería estar el resto de mi vida, con la cual tener una vida, un hogar juntos, tener pequeñas Dianas corriendo por ahí o pequeños Alonsitos, envejecer juntos—la sonrisa de Diana se desvaneció.

Ella sabía a dónde iba todo aquello, no estaba preparada para ese momento. Alonso no notó su cambio repentino de humor porque estaba tan nervioso que solo podía mirar al suelo. Y cuando por fin levantó la vista, le tomó la mano y se arrodilló.

—Diana ¿me harías el hombre más feliz del mundo y serías mi esposa?—Alonso por fin saco su mano de la espalda en la cual traía una caja de color rojo, la abrió y le mostró el anillo que había elegido para ella y solo para ella—. Diana te amo y quiero pasar el resto de mi vida junto a ti—Alonso sonreía más ampliamente que nunca, estaba muy feliz y radiante.

—Alonso—Diana estaba en shock y apenas pudo formular una palabra—. Yo... yo

—Por favor, Diana di que sí.

Diana cerró los ojos un momento y respiró profundamente para clamar todas las emociones que sentía en ese momento.

—Alonso, lo siento no puedo aceptar— trato de sonar tranquila, pero decir esas palabras hacían que se le rompiera el corazón en mil pedazos y fue aún peor cuando vio la cara de Alonso.

Alonso se puso de pie lentamente. Estaba muy confundido, estaba destrozado. Un momento después él intentó tomarla de la mano, pero ella lo alejó.

—Lo siento mucho, Alonso. Pero no puedo casarme contigo—Diana tenía lo ojos llorosos, ya no quería estar ahí.

Tomó su chaqueta y sus lentes oscuros y se fue lo más rápido que pudo del departamento de Alonso, dejándolo solo, confundido y con un anillo en su mano.

Diana bajó lo más rápido que pudo las escaleras del edificio donde estaba el departamento de Alonso y cuando llegó a la calle pudo respirar de nuevo, aunque el recuerdo de la escena de la expresión de Alonso cuando le dijo que no la invadió y no pudo reprimir las lágrimas esta vez. Caminó rápidamente por las calles de la CDMX, solo había un lugar al que podía ir en esos momentos.

Para siempre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora