Y así es como conocí a tu padre.

1.4K 102 172
                                    

La habitación blanquecina se iluminaba pobremente por una bombilla defectuosa que brillaba de una forma tenue, lo suficiente para poder contemplar los muebles blancos que adornaban el lugar. Había un molesto olor a alcohol y productos de limpieza en el aire que llegaban a aturdir a cualquiera que estuviera ahí. En medio de esa habitación estaba un chico recostado en la única cama de la habitación, él era de piel pálida con un cabello negro y enmarañado que parecía no haber sido peinado en días (a pesar del corto tiempo que había estado en el lugar, se mueve mucho mientras duerme). Su rostro expresaba molestia e incomodidad.

Al lado de él reposaba otro muchacho que parecía ser de su misma edad, este tenía su castaño cabello despeinado a propósito y en sí su aspecto era siempre desaliñado. Una de sus características más notables eran sus cuadrados lentes y la cara de bobo que llevaba consigo.

Las sábanas comenzaron a moverse y del joven recostado en ella salieron quejidos. Comenzaba a recobrar la conciencia, eso alarmó al castaño de inmediato e hizo que se levantara de un salto.

—Ugh... Otro asqueroso día más viviendo... Espera, ¿Qué hago aquí? —Su voz sonaba ronca, casi rasposa por la falta de agua en las últimas horas.

—¡Marco! Creí que te habías matado, gracias al cielo estás bien. Estamos en el hospital, no te preocupes.

—¿Qué...? ¿Qué me pasó, Nicolás? —Preguntó Marco con notable confusión, abriendo ligeramente sus ojitos eternamente cerrados. —¿Otra vez me retaste a comerme algo de dudosa procedencia y tuve una intoxicación alimentaria?

—¡Eh! Nada de eso pasó lo juro, esta vez no tuve nada que ver. —El susodicho movió las manos tratando de expresar negativa. Se veía nervioso. —Te resbalaste y te golpeaste la cabeza con la mesa de la cocina. Fue tan fuerte que te desmayaste por un día entero.

—¿Y con qué me resbalé? —Volvió a preguntar el pelinegro, está vez con un tono algo amenazador. No se le había escapado el que Nicolás apestaba a culpable (y a otaku).

—Con mis zapatos.... —Respondió Nicolás con una sonrisa incómoda.

—No voy a preguntar qué hacían tus mugrosos zapatos en la cocina porque me duele la cabeza y sería un calvario levantarme.

—Para tu información, estaban limpios y deberías agradecerme, yo te traje al hospital y te traje algo para cuando despertaras.

—No te agradeceré por las primeras dos cosas, por la tercera quizás si me trajiste algo bueno.

—Es pizza que vendían afuera del lugar, se ve rica. —Mostró una mini pizza que no se veía muy saludable ni mucho menos comestible, pues parecía grasosa y con ingredientes de dudosa procedencia.

—Como sea, ¿Ya te dijeron cuando puedo irme?

—Si, hoy mismo. Sólo tienes que firmar un par de cosas y listo. —Le pasó un par de papeles que le había dejado una de las enfermeras más temprano.

—Ya.

Una enfermera llegó poco después a confirmar que, en efecto, Marco ya había despertado y se veía sin ninguna secuela del golpe más que un par de puntos en la frente.

Ella le revisó una última vez y le entrego una muda de ropa para que se cambiara, pues ahora mismos se encontraba con su cuerpo sólo cubierto por una fina bata de papel. Ya estando vestido, salió del tétrico hospital y ambos jóvenes agradecieron el dejar ese recinto con fuerte olor a alcohol.

La pizza insalubre había quedado descartada en un bote de basura, Nicolás se había entristecido un poco por eso, pero igual aceptó ir por unas hamburguesas.

(IM)POSIBLE [One-Shot] (C O M I S I Ó N)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora