DilucxKaeya

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- Mmm - Unos rayos de sol atravesaban las entreabiertas cortinas de la habitación. Eran cálidos pero un tanto molestos debido a la hora tardía en la que concilió el sueño la noche anterior. Su cuerpo se sentía pesado, y su garganta seca, por lo que decidió levantarse para intentar apaciguar su sed que tan molesta era.

Caminó unos pasos hasta una mesa donde se hallaba una jarra metálica que contenía agua, junto a la cual había un vaso y un medicamento acompañados por una hoja de papel donde había algo escrito.

" Toma la medicina, seguramente será efectiva contra la resaca que has de tener. En cuanto termines más te vale ir a ver a Jean, ayer te dejó dicho que la visitaras debido a ciertos asuntos relacionados con la orden del abismo.

En cuanto sepas algo avísame.

Pd: Más te vale compensarme lo de anoche, o tu resaca será el menor de tus problemas."

- ¿ Anoche... ?- Kaeya comenzó a pensar sobre el tema mientras hacía lo que se le indicaba en la carta. Era cierto que tenía una gran resaca, y que la Maestra Intendente lo había citado para ese mismo día ya que hubo un movimiento más significativo por parte de los del abismo, pero ¿qué pasó para que su lindo pelirrojo le llegara a dejar esa nota?, y lo que era más ¿ cómo se lo compensaría si no sabía que había hecho?

Siguió pensándolo rascando su nuca en el proceso para poco después, comenzar a buscar con la mirada algún indicio en la misma habitación. No pasó mucho para que se percatara de cierta ropa interior que había en el suelo la cual, como sospechó le pertenecía, lo que lo llevó en ese mismo instante a observarse a si mismo, y efectivamente estaba totalmente desnudo. Inmediatamente puso su mano izquierda sobre su cara al recordar una corta escena de la noche anterior.

Allí estaba Diluc tumbado debajo suya y pidiéndole que se detuviera. De nuevo lo había hecho, en estado de gran embriaguez tumbó al pelirrojo y lo usó para satisfacer su libido sin importar la otra persona. Ahora entendía la nota, si no le compensaba por ello, más le valía desaparecer del mapa porque su amorcito lo enterraría vivo. El pelirrojo era serio, responsable y fiable cuando de asuntos importantes se trataba, pero más valía no enfadarlo si no quería terminar mal. Ya había contemplado sus innumerables peleas tanto contra los magos del abismo, como contra distintos enemigos entre ellos los fatuis, todos acabaron o bien muertos o en muy malas condiciones, y el echo de que se conocieran desde hacía tanto no iba a librarlo de un destino igual al de ellos, o aun peor. Al imaginar esto su semblante palidecía, si bien era de tez morena, en ese momento no lo parecía.

Comenzó a negar con la cabeza para hacer que se esfumasen esas ideas de su mente. Debía dejar eso para luego, ahora lo que tocaba era otra cosa, tenía una reunión con Jean. Se vistió, salió de la habitación y bajo hasta el salón donde la servidumbre lo esperaba con el desayuno servido. Comió y se despidió con su típica expresión. Siempre mostraba una sonrisa fingida para esconder sus intenciones, esto se convirtió en una costumbre, así que salvo por Diluc con quien no podía aparentar, los demás no conocían la verdadera apariencia tras esa máscara que el mismo Kaeya había creado.

Tras la reunión con Jean, en la que se le puso al tanto de la situación y se le encomendó cierta misión que llevaría a cabo con la viajera, se dirigió a la taberna en busca de información que lo ayudara con este asunto.

- Así que por fin te dignas a aparecer... - Decía un pelirrojo molesto mientras observaba a los demás clientes desde detrás de la barra con sus brazos cruzados.

- Supongo que tienes información si me pediste que viniera hasta aquí... -

- Charles, te lo encargo. - Decía mientras se marchaba a lo que era el almacén seguido por Kaeya, el cual se aseguró de cerrar la puerta tras de sí.

DilucxKaeya 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora