CAPITULO 4

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Era una tormenta  la vida de Ana...ella amaba a sus padres pero en su mente inocente no lograba comprender porque su padre se comportaba asì. Al tiempo comenzaron sus temores. Detràs de cada sonrisa llevaba una tristeza amarga que en la noche replicaban en llanto, porque en esos momentos ella sentìa el temor màs grande de su vida, mucho màs que el temor que sentìa por su padre. Ella le decìa a sus padres que debajo de la su cama habìa un monstruo que la atormentaba con sus manos frìas , el gemido y su mal aliento, pero sus padres no le creyeron jamàs. Comenzaba su adolescencia y sentìa que su vida cambiaba de rumbo porque al mudarse del pueblo a la ciudad, se notaban muchos cambios  y el monstruo habìa desaparecido. Su mamà Francisca ya no trabajaba en la quinta, era una empleada domèstica pero el problema de la ciudad era que todo era muy caro, tenìan mejor calidad de vida, ya no utilizaban mecheros a querosèn y no se bañaban en un balde como lo hacìan en el campo .Su padre Felipe que ya no era tambero, se comprò un carro, un caballo y comenzò a reciclar. Al comienzo de entrar en la secundaria, Ana conociò un muchacho de nombre  Juan. El era un joven muy apuesto a sus ojos , su piel morena, sus ojos cafè y su hermosa melena encantaron el corazòn de Ana. Ella lo observaba a travèz de la ventana de su madre que daba al frente de la calle...èl era amante de los caballos y trabajaba como jockey. Ella al verlo montado en el caballo imaginaba que era un prÌncipe que buscaba a su princesa. En la mente de Ana pasaban muchos pensamiento y hasta algunos que ella apenas podìa comprender.

Las cartas de los dolidos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora