Capítulo VIII: El Tercer Mes

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James: Señores... El tercer y último mes ha comenzado... Comenzaron siendo 50, pero ahora solo quedan 25. La mitad decidió abandonar o fueron expulsados por comportamiento indebido.- comentó con su uniforme impecable y la mirada dura, recorrió con la vista a los hombres restantes.

Su voz cortaba el aire matutino con una firmeza implacable, mientras el sol apenas comenzaba a iluminar la pista de obstáculos.

James: Pero los que aún han logrado permanecer hasta el día de hoy, déjenme decirles que están yendo por un buen camino. A partir de ahora, seré mucho más estricto. Al final de este mes, seré yo quien decida si forman parte del Cuerpo de Marines. ¡¿Escucharon bien?! - Cada palabra estaba impregnada de una determinación feroz, el eco de su voz resonando como un tambor en los corazones de los reclutas.

Reclutas: ¡Señor, sí, señor! -La respuesta enérgica y unísona de los reclutas reverberó en el aire, cargada de la promesa de no ceder ante la presión.

James: ¡A entrenar! ¡YA! -Rugió con una fuerza que no permitía ninguna vacilación. Los reclutas se lanzaron hacia la pista de obstáculos, como si sus vidas dependieran de ello.

Taylor, observando desde un costado, sonrió levemente mientras el entrenamiento se intensificaba.

Taylor: Faltan 30 días para que finalicen su entrenamiento. -Comentó con una mezcla de satisfacción y expectativa, su voz suave contrastando con la intensidad a su alrededor.

James: Me sorprende saber que algunos de los que consideraba ineptos hayan sobrevivido hasta aquí. -Una risa seca escapó de sus labios mientras mantenía la mirada fija en los hombres que seguían luchando en la pista.

David: Como dicen, los ineptos heredarán la tierra -Murmuró David, con los brazos cruzados, su tono siempre lacónico, mientras sus ojos fríos observaban la escena con un desdén silencioso.

Taylor: Esperemos que lo logren. No queremos decepcionarnos. -Respondió Taylor, aunque su sonrisa no logró disipar del todo la sombra de preocupación que cruzó por su rostro.

James: No tienen permitido fallar. Yo los estoy moldeando. Si fallan, será mi culpa. -Las palabras de James cargaban una responsabilidad abrumadora, un recordatorio tanto para él como para quienes estaban bajo su mando.

Al terminar el agotador entrenamiento, los reclutas se dispersaron para aprovechar su breve descanso. Mientras algunos limpiaban sus armas y otros revisaban su equipo, Freddy y sus amigos se sentaron juntos, intentando recuperar fuerzas.

Terry: Me sorprende que aún hayamos quedado los cinco. -Comentó Terry con una sonrisa que intentaba disfrazar el cansancio acumulado de semanas de arduo trabajo.

Freddy: Lo mismo digo. En menos de un mes seremos marines... ¿Qué va a pasar con ustedes después de esto? ¿Volverán a sus ciudades? -Freddy levantó la vista, su expresión mostrando una mezcla de preocupación y curiosidad.

Terry: No lo sé... No quiero volver a Detroit con mis padres. No me gustaría seguir viviendo en ese muelle apestoso con olor a sardinas. -Terry dejó escapar una risa amarga, la nostalgia por su hogar mezclada con un profundo deseo de alejarse de su pasado.

Freddy: Me preocupan William y Ray. - Sus palabras, teñidas de inquietud, reflejaban el peso de la responsabilidad que sentía hacia sus compañeros.

Un Amor En La Guerra [Temporada 2] | FreddaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora