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Pistantrofobia: Miedo a volver a confiar en las personas.

Miraba con atención a aquel Yokai bien vestido, con elegancia y de un margen perfecto manteniendo una expresión sería ante sus seguidores de aquella organización.

- Tu turno- habló-

Una tortuga de caja se puso de pie con una sonrisa radiante ante la mirada de muchos Yokai que babeaban al verlo vestido de esa forma. Una correa de pierna con un fierrito en forma de corazón, una mini falda muy pegada y un corcel- Mr. Jeans-

- No puede entrar aquí-

- Hey, está bien, déjalo entrar- ordenó- seguridad quitó la cinta de terciopelo roja dejando el camino libre y accesible a todo- pero que hermosura- Mikey simplemente sonrió de una forma altanera.

Donnie mantenía la mirada fija en su reloj mientras bebía un café en aquel restaurante frente al bar.

- Es un honor verlo tan de cerca-

- El honor es mío- pidió la mano de la pequeña tortuga el cual acepto rápidamente para ser besada y jalada para ser atraído al cuerpo del lobo- eres demasiado encantador-

- Muchas gracias- sonrió-

- ¿Qué hace alguien como tú en este lugar?-

- quería divertirme un poco- se sentó en las piernas de aquel lobo feroz colocando sus brazos al rededor de su cuello hipnotizandolo con esos ojos tan acaramelados y lujuriosos-

- Conmigo puedes hacer los que quieras- su mano traviesa bajo más de lo que debería con mucha libertad acarició y apretó el trasero del pequeño causando un leve quejido en el-

Y esa era, la señal para que ese desgraciado pudiera morir de una vez por todas. Mikey sujetó la cara del mafioso para besarlo y este corresponderle sujetando al pequeño. Donnie salió del restaurante luego de dejar propina de más, levantó sus armas y caminando hacia ellos comenzó a disparar causando un alboroto. Mikey metía su lengua en la boca del lobo que estaba más que encantado hasta que algo que se tragó lo hizo toser.

- ¡Señor!- cinco hombres corrieron hacia el más alto. Mikey abrió la puerta del bar con tranquilidad pero el de seguridad lo detuvo, Donnie lo hizo voltear y le dió un golpe haciendolo caer. Sin soltar la cintura de Mikey tomó de su saco una pistola de escalar y así ambos pudieron subir por la soga dejando al líder de la mafia muriendo lentamente por una pastilla mortal-

- Espero buenas noticias- decía Big mama dado el espaldar del asiento-

- Jeans está siendo torturado por su garganta, probablemente se esté retorciendo de dolor-

- Su muerte es lenta- habló el más bajo-

- Perfecto, como siempre me enorgullecen- giró lentamente esbozando una sonrisa maliciosa poniendo de los nervios a los dos chicos- vayan a descansar que mañana será un nuevo día-

- Si maestra- ambos hicieron una reverencia y se retiraron escoltados de dos guardias-

Era irónico para Donatello, podría cortar la garganta de esos dos en solo un segundo, sería mejor si ellos fueran quienes protegieran a los guardias que caminan con radios para saber que hacer.

- Fue divertido- decía Mikey mientras se quitaba las joyas de los brazos-

- Qué cosas, ¿El trabajo o el haber besado a ese mafioso?-

- ¿Estás celoso De?- reía cubriendo sus labios con sus dedos-

- Claro que si, no quiero que cualquiera tenga el honor de besarte-

- Ya te dije, el único que me gusta eres tú-

- Mikey...-

- Ya sé, ya sé, me ves como tu hermanito- bufó y dejó caer su cabeza en la ventana de aquel lujoso auto-

- Eres muy importante para mí pero no confundas las cosas, no te merezco, no mereces una vida así-

- Pero me diste una vida, me has protegido en las calles y me dabas comida de tu ganancia. Te debo mucho y te amo por eso-

- No me amas-

- Por qué eres tan insensible- cruzó sus brazos con molestia-

- Dejemos esto, ¿Si? Estoy agotado- fue lo último que dijo-

Así lo hicieron, ninguno de los dos dijo algo en todo el camino-

Al llegar a casa Mikey se encerró en su habitación, no quería verle la cara, ¿Cómo puede ser de esa forma? Cada vez que le decía que lo amaba Donnie simplemente abría su boca y jodia el momento, estaba seguro de que no confundía nada.

Mientras tanto en otra parte de la ciudad Leo comía pizza junto a su mejor amigo de toda la vida y su hermano mayor.

- Quiero una malteada-

- ¿Por qué no café?- Rafael y Usagi lo miraron con neutralidad- ¿Qué? Es grasa, tomar algo frio sería crear una masa en tu estómago-

- Viejo, me das lástima-

- ¿Desde cuándo te cuidas tanto?- dijo Rafael tomando una rebanada-

- No lo hago solo ví a un doctor explicarlo-

- No seas aburrido- reía Usagi- por cierto, ¿Ya pensaron a quien invitar al baile?-

- Iré con Rafa, ¿Qué dices hermano?-

- No gracias, me halagas pero no estoy tan desesperado-

-Y fuí rechazado, ¿Qué te hace pensar que si mi hermano me rechaza no lo harán las chicas?-

- No te tienes mucha confianza. Mira eso-
El trío volteó y pudo ver a una linda conejita vestida de lentejuelas, la parte de su pecho sobresalía como algodón, la parte de arriba era caída y ese torso hasta los muslos muy pegado y pequeño- quiero que vayas ahí y le digas que se ve hermosa-

- ¿Qué? Hazlo tu mismo- se quejó-

- León no te rindas tan fácil, solo ve y dale un cumplido-

- Y después que genio, ¿Le doy un cumplido y simplemente me alejo de ella? Es estúpido-

- Bien te ayudo, di que quieres tener una cita conmigo- Rafa dejó su bebida y miró a Leo directamente-

- ¿Quieres...salir conmigo?-

- No-

- ¡Rafa!-

- Es que, no fuiste nada dulce ni coqueto, no eres mi tipo- volvió a beber fingiendo disgusto-

- Me importa una mierda tu tipo-

- Lo ofendiste Rafa- dijo riendo. Rafael y Usagi chocaron los cinco-

- Sé tú Leo, apuesto a que tú persona ideal está en algún lado-

- O tal vez no exista-

Usagi pagó la cuenta, al parecer Leo se puso tan deprimido que bebió demás. Rafael lo cargo en su espalda mientras balbuceaba, estaba seguro de que su hermanito podría encontrar a alguien, solo bromeaba pero confiaba plenamente en el, y si no tiene una cita para el baile que importa.

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