♡︎Capítulo 30: Aceptando

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Mi hermano conduce con lentitud camino a casa.  Va tan lento que tengo ganas de gritarle que acelere. No es normal en él esa forma de conducir.

Antes de llegar a casa me hice a la idea de que pronto tendré que hacer la maleta para irme. No dije nada en todo el camino y Carlos tampoco intentó mantener una conversación sin embargo cuando aparca en el garaje y apaga el motor me mira serio.

- He hablado con padre

- no quiero sa...

- No irás a ningún sitio. Le prometí cuidarte. No fue fácil convencerle pero lo hice

No contesto. Le miro sin expresión. No me siento eufórico pero si más tranquilo. No creo que una clínica vaya a arreglar algo.

- No sé si sea la mejor solución pero debes prometer no hacer tonterías. Nada de rondas. O drogas. Ni pastillas

- Está bien... Te lo prometo

Se acerca y me abraza. Este gesto significaba mucho para mí.

Él se preocupa por mí. No estoy complemente solo.

***

Por primera vez en días logro descansar ocho horas seguidas. Me levanto con energía pero con una sensación de inquietud extraña. Como si hubiese olvidado algo importante. Pienso en la fecha, en la universidad, pero nada viene a mi mente.

Un mensaje de Allan aparece en mi pantalla. Me acaba de recordar la invitación al culto. Recuerdo que tras hablar con él y con Sam en la plaza dije que iba a ir a la iglesia con ellos y me sienta mal decirles que no.

Después de todo ha ocurrido otro milagro, mi padre no volverá a deshacerse de mí, no mientras Carlos esté.

ꟷ Oye Carlos. ¿Te apetece ir al a iglesia de Kalila?

***

Estoy particularmente nervioso. Tal vez porque voy a conocer a gente nueva o porque no sé qué esperar de ellos. Tengo una idea mental de los cristianos por las actitudes de Lexy y Sharon pero nunca había entrado a un lugar de éstos.

Camino incómodo mientras Allan me habla con tranquilidad, mi hermano ha decidido no venir en señal de que esta en contra de la decisión de su novia.

El tono de la voz de Allan me hace sentir seguro. Algunas personas me saludan con simpatía. No me esperaba eso teniendo en cuenta que no me conocen de nada. Dadas las circunstancias con los de mi universidad me parece un gesto muy bonito. Todos son muy amables.

El castaño me dirige hasta las sillas de en medio. Me siento y observo el interior. Me siento extraño. Es un sitio muy bonito pero no sé cómo actuar.

Me doy la vuelta y veo a Liz sentada en la última fila. Me estremece verla así. Su pelo oscuro cubre parte de su rostro que mira hacia el suelo, sus brazos están cruzados. Su ropa es oscura pero lo que más me asombra es que a pesar de la distancia que nos separa puedo percibir que algo en ella no está bien. Parece una muerta viviente. A kilómetros puede notarse que no desea estar aquí.

Pero quedo estático cuando visualizo a Leonor. Nuestras miradas se cruzan. La sorpresa no desaparece de su rostro pero así con los labios entreabiertos y esa expresión de perplejidad se ve aún más hermosa de lo que ya es de por sí, sin embargo su belleza ya no me impacta como en un principio. En mi corazón existe verdadero odio por ella. Un sentimiento podrido que no puedo arrancar.

Miro hacia otro lado, ha venido con una chica asiática que se sienta con ella. No recuerdo haberla visto antes.

Comienza lo que llaman culto y todos cantan poniéndose en pie. Les imito y leo la letra en la pantalla aunque no canto. Nunca se me dio bien.

El Precio de la perfección © ✔︎0.5 (Élite 1) [Cristiana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora